La compañía Vueling decidió cancelar en la madrugada de ayer, hacia las dos de la mañana aproximadamente, un vuelo con destino a Orán que tenía que haber partido a las 22.40 horas del domingo desde el aeropuerto de Alicante-Elche, después de que se detectara que dos pasajeros llevaban el mismo billete. Este hecho encendio las alarmas y suscitó serias dudas de seguridad atendiendo al nivel de alerta antiterrorista 4 que se mantiene activo en España por los recientes atentados en Europa, y, especialmente, desde las explosiones en el aeropuerto y el metro de Bruselas hace casi dos semanas.

El comandante de la aeronave reclamó pasada la medianoche la presencia de la Guardia Civil, para que interviniera al detectar el personal que un pasajero portaba un billete duplicado. Al parecer, uno de los asientos tenía dos ocupantes y, mientras que uno de ellos tenía documentación coincidente con el billete, el otro -de nacionalidad argelina- trataba de utilizar una tarjeta de embarque que no estaba a su nombre.

Ante este escenario, se decidió desembarcar a todos los pasajeros, cerca de 150 personas, para proceder a una inspección detallada del avión, así como una revisión de todas las maletas cargadas en la bodega de la aeronave. La Guardia Civil, finalmente, no halló ningún objeto sospechoso y, terminada la inspección, sobre las 2.30 horas, la compañía decidió cancelar el vuelo.

Gran parte de los pasajeros, ante esa decisión, reaccionaron con resistencia a la noticia, y se negaron a abandonar la zona restringida de seguridad ante las peticiones de la aerolínea, que les ofrecía cambiar el billete o devolverles el dinero.

En estas circunstancias, en la que unas 80 personas se amotinaron en el aeropuerto, incluso se produjeron enfrentamientos entre los pasajeros, lo que hizo necesaria la intervención de la Guardia Civil. Dos personas fueron identificadas por la posible infracción de la Ley de Seguridad Ciudadana y una de ellas, un varón, tuvo que ser esposado.

La situación llegó al punto de que fuera necesario solicitar más efectivos de refuerzo en prevención de posibles incidentes, hasta que, poco a poco, los pasajeros se fueron marchando y aceptando la solución que les ofreció la compañía y que consistía en volar, finalmente, a las siete horas de la mañana de ayer lunes.