Hace seis años se hizo la mochila y dejó el Elche que la vio crecer para probar suerte en la capital como bailarina, música o cantante. En el petate solo llevaba varios años de formación en la escuela de danza ilicitana de Paola Yeray, poco dinero, un montón de ganas de comerse el mundo y una sonrisa que, tras cuatro años de cástings infructuosos, figuraciones y trabajos mal pagados, avistó una persona que le dijo que estaban buscando a una chica mulata para rodar una película. Ese proyecto no salió pero, carambola tras carambola, acabó consiguiendo un papel protagonista en la superproducción «Palmeras en la nieve». Un filme que recrea una historia de amor en los años 50, en una isla de Guinea ecuatorial, entre el personaje que ella interpreta (Bisila) y el de Mario Casas, con el que actualmente tiene un romance y por lo que seguro que es la envidia de un alto porcentaje de adolescentes de este país.

Mientras espera para realizar una intervención en el programa «Zapeando» de La Sexta, los agentes de esta reciente estrella de cine y televisión cuadran unos minutos para que atienda al diario de su ciudad: «La verdad es que ha sido todo muy extraño, ya que todo esto de la actuación llegó de repente. De hecho, la persona que me descubrió me vio paseando el perro y me dijo que buscaba a alguien con mi perfil para una peli. Yo no he estudiado ni he buscado ser actriz. Poquito a poquito, me he ido enamorando de esta profesión y me apasiona pensar en dónde me puede llevar. No obstante, lo intento llevar con la máxima naturalidad. Simplemente sé que estoy empezando una nueva carrera».

Cuenta Vázquez que los días en los que no tenía escenas que rodar en «Palmeras en la nieve» se escapaba del hotel y, desde un rincón del set, se convertía en espectadora de todo ese derroche de medios que el director, Fernando González Molina, había desplegado en el espectacular paraje natural africano en el que grabaron. Las fincas coloniales, la caracterización de las bailarinas, los coches de época, la música... Todo le maravillaba. «El cine es una experiencia muy bonita. Me gustaría continuarla con más proyectos, ya que te permite viajar y conocer mundo. De momento, no me planteo estudiar interpretación. Creo que el mejor aprendizaje es el que haces trabajando. Ponerme a estudiar ahora sería un paso atrás en mi carrera», indica.

Su escuela actual es la serie de televisión «Vis a vis», una especie de versión española de «Orange is the new black» que relata la historia de un grupo de reclusas, bajo una trama repleta de suspense, drama y ciertos tintes de humor negro. Berta Vázquez le da vida a Estefanía Kabila, más conocida como «La Rizos», una presa con un divertido desparpajo que interpreta algunas de las escenas más sugerentes de esta teleserie. Este personaje le valió en 2015 para conseguir un Premio Ondas a la mejor intérprete de ficción femenina.

«La rutina de una serie de televisión también es linda. Te levantas, desayunas y te vas a echar un montón de horas de tu día a un rodaje, en el que no dejas de enriquecerte. No obstante, cuando acabo, todo es como antes, como cuando todavía no me conocía nadie. Me quedo en mi casa, toco con mi guitarra, hago mis tareas domésticas... Lo normal. Aparte de mi trabajo actual, que me encanta, pocas cosas han cambiado en mi día a día», argumenta tratando de quitarle hierro al hecho de que, en un muy corto periodo de tiempo, ha cumplido todos los sueños que tienen muchas chicas que aspiran en España a ser actrices.

Entre sus nuevos retos, según ha comentado más de una vez, se encuentra el de tratar de sacar adelante algún proyecto musical, aunque de momento tiene todos sus sentidos puestos en el mundo actoral. «Mi familia y mis amigos de Elche están encantados de verme en el cine y por la tele. Me conocen desde pequeña y sabían que mi sueño era hacer algo relacionado con una disciplina artística», manifiesta.

Berta Vázquez tiene un punto supersticioso y no cree en las casualidades. «El hecho de que mi primera película tuviera que ver con palmeras, como las de la ciudad en la que me crié, tengo claro que fue una señal», admite. Quizá no sea aún una «dama» del cine patrio, pero sin duda está haciendo puntos para conseguirlo.