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Perros para reconducir vidas

5 jóvenes participan en un proyecto que busca reorientarles cuidando y adiestrando animales

Perros para reconducir vidas

Cinco chicos y chicas de entre 12 y 17 años que residen en el Centro de Acogida de Formación Especial (CAMFE) Baix Vinalopó, frente al Hospital General de Elche, se enfrentan en estas semanas a una nueva forma de entender y aprender la vida. La empatía, la autoestima, las habilidades sociales, la estimulación mental, la relajación o la comunicación y la necesidad de contacto físico son muchos de los conceptos que se pueden trabajar con una mascota al lado. Y eso es, precisamente, lo que están comenzando a hacer al colaborar con una protectora de animales para, en cierta medida, «apadrinar» a un perro al que cuidan, alimentan y adiestran junto a una escuela especialista, con el objetivo de encontrarle una familia de acogida o de capacitarle para terapias con otros colectivos.

Con participación de voluntarios y el respaldo económico de la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas, el proyecto se plantea horizontes ambiciosos. Los adolescentes presentan problemas de conducta y se encuentran en situación de dificultad social, con grave inadaptación al entorno familiar y educativo, lo que con el tiempo puede llevarles a provocarse daño a sí mismos o a causar perjuicios a terceros. Problemas legales, depresiones, trastornos de bipolaridad o conductas violentas se pueden perfilar en sus futuros, lo que hace necesario una intervención precoz.

Proceso

Así, desde la Fundación Arcos del Castillo se considera que participar en el adiestramiento de los perros y en el proceso de adopción podrá tener una repercusión desde la perspectiva del desarrollo positivo. Los animales relajan, fortalecen la autoestima, mejoran el ánimo, pueden actuar como catalizadores en las relaciones personales, favorecer la comunicación o la expresión emocional, palian la soledad y la necesidad de contacto físico, ayudan a desarrollar la empatía y la aceptación... La lista es inmensa, y la esperanza es que se materialice en los jóvenes como una oportunidad para reorientar mejor su vida.

Los cinco jóvenes han sido seleccionados por motivación y por su capacidad de extraer todo el jugo a una experiencia en la que los responsables del CAMFE quieren integrar a sus familiares más cercanos. Forman parte de los 18 que están internos temporalmente en el centro por decisión judicial, ya sea porque hayan infringido alguna norma o porque los recursos sociales y judiciales hayan entendido que les beneficiará trabajar de forma más intensiva en un entorno controlado.

A tres bandas

El proyecto, bautizado como «Ayuda a un Amigo», auspiciado por la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas, está firmado a tres bandas a través de la Fundación Arcos del Castillo (que por concesión gestiona el centro ilicitano) con la protectora Adoptamics y la escuela de adiestramiento canino Terra de Gossos.

El coordinador del CAMFE, Afonso Juárez, expone que «ellos mismos eligieron a los perros, y fue curioso ver como inicialmente se lanzaron hacia el más bonito pero después han ido proyectando características propias, desde los más tímidos a los más valientes o los que más ladraban». Los jóvenes, que son de Crevillent, Elche o Altea, participaron en una exhibición, en sesiones de trabajo de campo y hacen salidas con los perros».

En este marco, como a algunos de los jóvenes del CAMFE no les gustaban en absoluto los perros o tenían antecedentes de maltrato animal en sus familias, no se les consideró idóneos para la actividad, aunque sí se prevé que el grupo completo se «impregne» de la terapia.

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