Un año más la Plaça de Baix volvió a ser escenario de uno de los momentos más significativos de la Semana Santa ilicitana, la Trencà del Guió, que en esta ocasión consiguió lograr las expectativas y presagiar un buen año para la ciudad.

De esta forma, poco antes de que el reloj de Calendura marcara las once de la noche, el Santo Sepulcro llegaba a la Plaça de Baix, sumiendo a los espectadores en un silencio absoluto. Posteriormente, el trono se detuvo en uno de los extremos para dejar paso al momento más esperado de la noche, cuando la Virgen de los Dolores llegaba a una abarrotada Plaça de Baix, emocionando a cientos de ilicitanos y preparándose para cerrar la Procesión General de Cofradías y Hermandades y Santo Entierro.

Minutos después, la tripleta formada po el trencaor, José Antonio Beneyto, cofrade del Sagrado Lavatorio, y sus dos damas, Ana María Crespo, perteneciente a la Cofradía de la Virgen de los Dolores, y Esther Sanmartín, de Flagelación y Gloria, salió de la puerta del Ayuntamiento para comenzar la tradición. Así, a las 23.05 horas, la tripleta inició el ritual caminando hacia la «Mare de Déu de les Bombes» y realizando dos reverencias. Tras esta última, fue el trencaor quien en solitario se adelantó tres pasos, realizó la tercera reverencia y desplegó la banderola negra de luto (el guión), que simboliza la muerte de Cristo.

Posteriormente, comenzó a ondearla y consiguió romperla en el momento esperado, al tercer movimiento, arrancando los aplausos del público, sin dejar lugar a dudas de lo que aquello significaba para Elche. Y es que, si el mástil logra quebrarse al tercer baile, la Trencà del Guió presagia un año de buena suerte para la ciudad.

Otro de los momentos más emotivos fue cuando el trencaor entregó los trozos del guión quebrado al alcalde de Elche, Carlos González, que se encontraba frente al paso de la «Mare de Déu de les Bombes» junto a buena parte de la corporación municipal, en la que tan solo faltó la representación de Compromís per Elx.

Tras el acto, la procesión retomó su camino hasta la basílica de Santa María, desde donde posteriormente, la imagen de la Virgen de los Dolores regresaría a la parroquia de El Salvador.

Historia

Esta tradición tiene su origen a finales del siglo XVI y principios del XVII, cuando la nobleza portaba un guión en las procesiones en las que se rendía vasallaje a la «Mare de Déu de les Bombes». Actualmente, la procesión general va encabezada por una gran banderola portada por una tripleta de personas. Cuando llegan a la Plaça de Baix acuden al Ayuntamiento y allí esperan la llegada de la Virgen de los Dolores.