Una vez finalicen las vacaciones escolares de Semana Santa el curso iniciará su último tramo hasta el verano en el colegio Antonio Machado de Torrellano, sin que, por el momento, las administraciones se hayan puesto de acuerdo para adoptar medidas que reduzcan el ruido de los aviones, que soportan alumnos y profesores desde hace años, y que interrumpen el desarrollo normal de las clases.

Un problema que se dilata cada vez más en el tiempo creando la desesperación del colectivo de padres que denuncian la desidia de las administraciones pese a sus continuas acciones de presión.

La última de ellas fue la queja presentada al Síndic de Greuges que aceptó mediar en el caso, pero que se ha encontrado con un obstáculo en el proceso de recopilación de información. Y es que el organismo público ha empezado a preguntar por el tema al Ayuntamiento de Elche, pero éste se ha declarado incompetente a la hora de proporcionar una solución al asunto. El siguiente paso a dar en este proceso será solicitar información a la Generalitat y el Gobierno central.

El principal escollo al que se enfrenta el colegio es el criterio técnico por el que se rige la confección de la huella acústica, es decir, el territorio que Aena está obligada a proteger del ruido de los aviones, subvencionando la instalación de medidas de insonorización en los inmuebles que están dentro de este espacio.

El presidente de la Asociación de Padres y Madres del colegio Antonio Machado, Jacob Galindo, explicó que «el colegio se queda fuera de la huella acústica por unos centímetros». De hecho, los edificios del otro lado de la calle, más próximos al aeropuerto Alicante-Elche, sí que forman parte del terreno que debe ser protegido.

Además de acudir al Síndic de Greuges, el colegio ha pedido la intervención del Instituto Valenciano de Seguridad y Salud en el Trabajo (Invassat), denunciando que los maestros no cuentan con las condiciones óptimas para dar clase por el ruido de los aviones. En este sentido, desde el centro educativo indicaron que «hay ocasiones en los que el profesor prefiere parar la clase mientras pasa un avión, ya que el ruido impide que le escuchen los alumnos».

Ante esta queja, el Invassat aseguró, hace más de un mes, que se trasladaría al centro educativo para realizar mediciones. No obstante, el colegio ha vuelto a reclamar su presencia esta semana.

Por otro lado, en la última reunión de seguimiento del plan acústico del aeropuerto Alicante-Elche, la representante municipal ilicitana, Mireia Mollà, planteó la posibilidad de trasladar hasta el centro educativo el sonómetro que actualmente está instalado en el polideportivo. Una opción que se está meditando y que, de llevarse a cabo, permitiría tener un estudio real del ruido que se registra en este colegio de Torrellano.