¿Han notado un mayor interés de los jóvenes gitanos en integrarse en el mercado laboral?
Sí, y además de manera significativa. El desempleo afecta a toda la sociedad, aunque, su impacto es mucho mayor en aquellos colectivos más vulnerables. En la población gitana, la tasa de desempleo es principalmente juvenil. La gran mayoría de jóvenes gitanos de entre 16 y 30 años carecen de formación básica o ésta es muy escasa. Debido al abandono prematuro de la educación obligatoria, poseen además, una escasa o nula cualificación profesional y sin apenas experiencia laboral, lo que hace que se encuentren en una situación de desventaja frente al acceso a un empleo normalizado. Cada vez es mayor el número de jóvenes, que son conscientes de la necesidad de dar un cambio a su situación, queriendo alcanzar un futuro con las mismas oportunidades que el resto de la sociedad.
¿Qué prejuicios hay por parte de la sociedad por el hecho de estar ante otra etnia?
Los prejuicios y estereotipos que sufre la población gitana son, en la mayoría de ocasiones, transmitidos de generación en generación y no están basados en una experiencia real y directa con la persona. La generalización y el desconocimiento es lo que en definitiva generan el miedo y el rechazo. Uno de los ejes prioritarios de trabajo de la Fundación Secretariado Gitano es la promoción de la igualdad de trato y la lucha contra la discriminación étnica, dado que la discriminación constituye una vulneración de un derecho fundamental, del marco normativo vigente en esta materia y atenta contra la dignidad de las personas. Junto a ello, constituye una de las principales barreras para lograr la inclusión social de la comunidad gitana.
Las estadísticas dicen que ha bajado el fracaso escolar en este colectivo, pero todavía queda mucho por hacer, ¿Cree que es necesario más apoyo por parte de las familias o acabar con los estereotipos?
La escolarización generalizada de los niños gitanos y una visión más positiva de la educación y de la escuela, han posibilitado que la juventud gitana esté alcanzando niveles de instrucción superiores a los de la generación anterior. Pese a este avance, los niveles educativos de la juventud gitana se encuentran por debajo de los del conjunto de la población, con una brecha que comienza a abrirse antes incluso de la finalización de la Secundaria. Los principales problemas son el abandono temprano de la escuela, los altos índices de absentismo o desfase curricular, todo esto tiene claras repercusiones en su futura carrera profesional y supone una barrera para asegurar una verdadera inclusión social e inserción laboral de la población gitana española.
