Tradición y devoción se dieron la mano ayer en Elche para vivir un nuevo Domingo de Ramos multitudinario pese a que las previsiones meteorológicas hacían temer por que pudiera aparecer la lluvia. Y es que ayer miles ilicitanos y gran cantidad de visitantes tenían sus ilusiones puestas en vivir el Domingo de Ramos en todo su esplendor. Como finalmente sucedió.

La amenaza de lluvia era una realidad y las previsiones meteorológicas eran pesimistas y podían teñir de gris el inicio de la Semana Santa ilicitana y lo que para Elche es su seña más característica, el Domingo de Ramos, declarado Fiesta de Interés Turístico Internacional y que cada año consigue llenar de visitantes la localidad.

Finalmente, el cielo azul y la mañana soleada hicieron a grandes y pequeños respirar aliviados. Así, unas 35.000 personas participaron en la procesión y, en total, fueron unas 60.000 -según Policía Local- las que abarrotaron el centro de Elche para arropar el trono de Jesús triunfante o como se le conoce popularmente en la ciudad, el «Pas de la Burreta».

La mañana comenzó con la bendición de las palmas, que corrió a cargo del vicario episcopal, Vicente Martínez, que recordó el significado de la procesión. También se acordó en su discurso de quienes viven actualmente momentos difíciles y animó a las costaleras de la Santa Mujer Verónica, que este año fueron las encargadas de portar el trono, a que dedicaran este esfuerzo a las personas que sufren «especialmente a aquellas mujeres que padecen injusticias».

Al principio de la procesión, se pudieron volver a ver los ramos ganadores en el concurso de palma blanca, que por su originalidad y cuidados detalles despertaron, un año más, la admiración del público que se congregaba en las calles del centro.

A continuación, tomaron parte los miles de ilicitanos y visitantes de todas las edades que quisieron realizar el recorrido junto a Jesús Triunfante portando la característica palma blanca, ya sea lisa, rizada o de solapa.

Tras ellos participaron los diferentes entes festeros y representantes de la diferentes cofradías y hermandades de la Semana Santa ilicitana. Y tras el «Pas de la Burreta», convenientemente ornamentado con motivos de palma blanca, se ubicaban miembros de la corporación municipal con el alcalde, Carlos González, cerrando la comitiva.

Un año más las calles de Elche se llenaron de numerosos turistas extranjeros y visitantes de localidades cercanas que, junto con los ilicitanos, trataban de capturar con sus cámaras algún instante del paso de Jesús Triunfante por el corazón de El Palmeral de Elche y las calles más céntricas.