Ni más ni menos que 41.465 palmeras taladas en el término municipal de Elche a lo largo de 2015, fundamentalmente por la plaga del picudo rojo, de las que 1.111 -432, si no se contabilizan los hijuelos- estaban situadas en el Palmeral histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Ése es el terrorífico balance que ofreció ayer el concejal del área, Antonio García, tras la reunión celebrada con la comisión técnica y la junta gestora del Palmeral. En cualquier caso, el regidor hizo hincapié en que los cortes de ejemplares afectados sobre todo por picudo y paysandisia han bajado un 16% respecto a 2014, y, aunque dijo que había que analizar los datos detenidamente para no sacar conclusiones prematuras, sí dejó caer que podía empezar a reflejar que el avance de la plaga se ha ido frenando. Sea como sea, dejó claro que habrá que esperar a que se conozcan los resultados del mapa del picudo en el que empezó a trabajar el Ayuntamiento hace ahora cuatro meses, y que ya está acabado. Mientras, en determinados círculos se huía ayer de la euforia, e incluso se apuntaba a la posibilidad de que este descenso no responda a que el picudo empieza a retroceder -que ojalá, admitían-, sino más bien al hecho de que se esté recurriendo a la tala como última opción, lo que explicaría esta caída.

Más allá de números, Antonio García subrayó que tanto la Conselleria de Agricultura como la empresa Tragsa -encargada de la retirada y trituración de los ejemplares afectados- se han comprometido a ofrecer más vigilancia, con el fin de que la revisión del Palmeral se pueda llegar a reducir incluso a dos meses, y se pueda hacer con más periodicidad, y también a poner más medios en tratamientos. En cualquier caso, los términos en los que se deben concretar esas promesas aún están a expensas de detallarse en futuros encuentros. Lo que sí parece claro, admitió el edil, es que eso se hará a costa de renunciar a conseguir una segunda máquina trituradora para destruir las palmeras afectadas por el picudo. De hecho, esa falta de medios precisamente es lo que llevó a que en las últimas semanas los ejemplares talados del Hort del Gat se hayan acumulado en este espacio, aunque el concejal alegó que los que tenían picudo sí se han retirado ya, y sólo quedan los que no estaban enfermos, que, además, se han tratado para evitar que se conviertan en un foco.