Dos empresarios de Pilar de la Horadada y la exmujer de uno de ellos reconocieron ayer ante la Audiencia en Elche que encubrieron un homicidio ocurrido en las instalaciones de su empresa para ocultar que tenían a sus trabajadores sin contrato y sin dar de alta en la Seguridad Social, sin medidas de seguridad y en situación irregular en España. Los dos empresarios, J.J.G.A. y P.C.T., reconocieron junto a la exmujer de uno de ellos, F.E., que el 17 de marzo de 2008 dos trabajadores discutieron y uno de ellos golpeó a otro en la cabeza reiteradamente con una herramienta de madera dejándolo inconsciente y con una fuerte hemorragia, pero que en lugar de llamar a los servicios médicos de urgencia optaron por cambiar de ropa al empleado para ocultar los distintivos de la empresa, limpiar la sangre en la nave, destruir el instrumento usado como arma y llevar al herido a un centro de salud.

La víctima murió unos días después a causa de los golpes, y una inspección posterior en la sede de la empresa permitió constatar la situación irregular de estos y otros trabajadores (la mayoría magrebíes sin permiso de trabajo), la ausencia de extractores, medidas de seguridad o de protección para trabajos en altura.

Los tres acusados se declararon culpables y reconocieron ayer estos hechos, por los que se les pedían 21 meses de cárcel por encubrimiento y otros 21 meses por delito contra los derechos de los trabajadores (a la mujer solo por el primero, y a los socios ambas penas sumadas). Finalmente, la fiscal, la acusación particular en nombre de la familia del fallecido y las defensas acordaron ayer rebajar la pena por cada uno de los delitos a seis meses y los acusados prestaron su conformidad, por lo que la sentencia se pronunció «in voce», matizando también que no entrarán en prisión al ser la pena máxima de un año y carecer de antecedentes.

Uno de los acusados, P.C.T., asistió al juicio presentando síntomas evidentes de embriaguez, rayando la falta de respeto al tribunal y provocando enfrentamientos con testigos y alguno de sus acompañantes en la puerta de la sala, tambaleándose, con habla pastosa y olor a alcohol. Llegó incluso a manifestar a su abogado ante los medios de comunicación «estoy borracho» y que estaba nervioso y por eso «me he tenido que tomar dos copazos», pero después se mostró conforme con aceptar la pena e incluso satisfecho, abandonando la sala pronunciando «olés» y dando las gracias por haber alcanzado un acuerdo. El tribunal, la fiscal y especialmente su letrado valoraron que se encontraba en condiciones de prestar su conformidad y declararse culpable. El abogado de la acusación, Carlos Bernabé Pérez -preguntado por esta situación al término del juicio- consideró que estaba «debidamente representado por su defensa» y que «la sala y el Ministerio Público han considerado que estaba en condiciones de aceptar la conformidad», además de que el acuerdo fue beneficioso para los acusados porque rebajaba sustancialmente la pena solicitada en las conclusiones provisionales. Desde la sala concretaron que es un enfermo de alcoholismo pero estaba en condiciones de comprender y decidir, y que así lo aseguró su letrado.