Cualquier cambio siempre genera una resistencia, una reacción, en algunos casos en contra y otras a favor. El eterno dilema de dejar las cosas como están o transformar lo que hay para adaptarse a los nuevos tiempos se da tanto en las pequeñas decisiones como en las de gran calado. Y esto es lo que viene a pasar con la peatonalización de la calle Corredora de Elche, una de las principales calles de la ciudad y la principal del centro urbano.
El anuncio del equipo de gobierno de suprimir el tráfico rodado -permitir la circulación de autobuses, ciclomotores, taxis o bicicletas es algo que aún se tiene que ver- ha generado división tanto entre los ciudadanos como entre los comerciantes más afectados. Su peatonalización, una cuestión que viene estando encima de la mesa de manera intermitente desde al menos 2008, interesa incluso a los que no viven ni trabajan en la zona centro. Prácticamente existe una fragmentación a partes iguales de los que están a favor y en contra.
Javier Marco trabaja en una tienda de reparación de móviles y relata que esta cuestión se lleva arrastrando ya varios lustros. «Es positivo, pero lo veo difícil. ¿Qué van a hacer con la parada del autobús? ¿La llevarán a antes del puente o a las Jesuitinas? Esta calle es muy importante y la idea de tener la calle cerrada me gusta», opina.
Desde un comercio especializado en fotografía, Pedro García declara: «Creo que es positivo porque está comprobado, no lo digo yo, que las calles comerciales incrementan el consumo. Eso sí, siempre que haya aparcamiento para los coches, porque si tienen que venir andando desde sus casas...».
En la misma línea apunta el joyero Jaime Javaloyes Valero: «Peatonalizar siempre es bueno, así están las principales ciudades de Europa, pero debe haber plazas de aparcamiento y, en este caso, deben hacer el nuevo Mercado, porque, si no lo hacen, van a matar el centro».
El asunto no es baladí, porque si se peatonaliza la calle Corredora así como otras calles adyacentes antes de que finalice el actual mandato municipal, tal y como quiere el Ejecutivo, y el dinamismo comercial no va a más, se puede generar un problema mucho mayor que el actual, con las críticas por el goteo continuado de cierre de establecimientos, que viene incrementándose en los últimos meses.
De hecho, incluso el colectivo de taxistas de Elche también tiene algo que decir. El Ayuntamiento los ha citado mañana jueves para una reunión con responsables municipales a fin de hacerles llegar el parecer municipal. Previamente, los taxistas en principio se reúnen hoy para fijar una posible toma de postura al respecto.
El asunto, en cualquier caso, va a ser, si no lo es ya, polémico porque otras muchas voces vaticinan que no va a salir a cuenta ni para el centro ni para los vendedores, y también hay muchos vecinos de esta zona que no acaban de ver clara esta propuesta.
«No quiero. Muchas veces han cortado el tráfico y se llena de gente, pero no compra. Tengo muchos más clientes que cerrando la Corredora», declara Mercedes, que ha visto desde su tienda de ropa y desde los 17 años la evolución de este vial.
Pili, trabajadora en una zapatería, recuerda que si ya es difícil llegar al centro con coche, peatonalizar la Corredora empeorará la situación. «Creo que saldríamos perjudicados en las ventas. Cuando se cierra algunos fines de semana, baja la afluencia», advierte la empleada.
En una de las papelerías de la calle Corredora, Marga asegura que, gracias al tráfico, «nos ven desde los coches y los autobuses, ven los escaparates. Esto sería un desierto si no fuera por el tráfico. Otra cosa es que en esta calle hubiera bares y terrazas, pero la Corredora no es de bares».
El tripartito, conformado por PSOE, Compromís y Partido de Elche, quiere llevar a cabo, antes de finales de 2019 como máximo, una iniciativa que también intentaron llevar adelante pero sin éxito los alcaldes Alejandro Soler y Mercedes Alonso.
