La capacidad de innovación y diversificación empresarial en el Camp d'Elx acaba de obtener un reconocimiento, el que Asaja Elche-Jóvenes Agricultores acaba de conceder a los hermanos Antonio, Ramón y Francisco Mas Candela, que componen la empresa Hermanos Servilleta.

Esta familia cuenta con una sociedad que aúna dos empresas. Por un lado, tienen una explotación agrícola compuesta por un total de 35 hectáreas, en las que cultivan las hortalizas y frutas más representativas del Camp d'Elx. En cuanto a los niveles de producción, este año han alcanzado las siguientes cifras: 700.000 kilos de alcachofa, 250.000 kilos de patatas, y 90.000 kilos de brócoli y coliflor.

Por otro lado, y atendiendo a la diversidad empresarial, su explotación agrícola se complementa con una segunda empresa, dedicada a la maquinaria y tractores. Además de utilizarlas para trabajar sus fincas, prestan servicios externos agrarios en toda la provincia nivelando y adecentando fincas para cultivar o construyendo embalses. Uno de sus trabajos más importantes fue la nivelación del campo de fútbol del Elche Club de Fútbol.

La empresa la puso en marcha el hermano mayor, Antonio, en 1975, y, posteriormente, se fueron incorporando sus hermanos Ramón y Francisco. Los hermanos, que se criaron en el Camp d'Elx, confesaron ayer que «el trabajo el agricultor es muy duro, porque tenemos que estar siempre, haga frío o calor». Por eso, destacaron que el premio que les concede Asaja Elche supone para ellos «una gran satisfacción». Los hermanos siguieron el mismo trabajo que antes desempeñaron sus padres y abuelos.

Hermanos Servilleta recibirá el premio de Agricultor del Año de 2015 el sábado, durante una velada que acogerá el restaurante Nugolat. A las 19 horas está previsto que el colectivo celebre una asamblea, y, posteriormente, a las 21.30 horas, se celebrará el acto de distinción al Agricultor del Año.

Durante la asamblea el presidente de Asaja Elche, Pedro Valero, valorará la situación actual del sector. En este sentido, Valero indicó que «el sector sufre acusadamente los bajos precios en origen, y la falta de mecanismos de las comercializadoras para responder ante las grandes cadenas de distribución». Valero también añadió que «los cultivos no tienen precio fijo. Es lo que ha pasado este año con el brócoli y la coliflor, que no ha tenido precio y los costes de producción han sobrepasado a los de venta».