El Ayuntamiento ha decidido agotar las existencias de herbicidas químicos herbicidas químicos para fumigar las malas hierbas en Elche. Una reivindicación histórica realizada por parte de los ecologistas y plataformas locales por su toxicidad y por el peligro que supone para la supervivencia de algunos animales.
Desde la Concejalía de Medio Ambiente se han comprometido a erradicar el uso de estos productos, como prioridad para este mandato, según aseguró el concejal del área, Antonio García. De hecho, en Parques y Jardines ya están empezando a experimentar con nuevos tratamientos para prescindir de los productos químicos, una vez se agoten los que ya hay comprados. «Ya estamos empezando a pedir información a municipios donde no se aplican para ver qué alternativas están usando, la idea es sustituirlos por materiales que no sean químicos y que no hagan daño al medio ambiente», apuntó García.
Y es que, la fumigación de las malas hierbas con productos fitosanitarios lleva años realizándose en la ciudad, al igual que en otras localidades de la provincia y del país, tanto en las parcelas centrales de los huertos de palmeras, como en los márgenes de las carreteras, donde crecen las llamadas plantas adventicias.
Con ello, esta petición, trasladada por plataformas de la ciudad y ecologistas en el consejo de Medio Ambiente Municipal, que ha decidido dar voz a estos colectivos, ya ha surtido efecto en Elche.
«Todavía no hay pruebas concluyentes, queremos ir poco a poco, porque hasta que no haya un sustitutivo eficaz no podemos dar el paso de eliminar al 100% los herbicidas», apuntó el edil de Medio Ambiente.
Objetivos
De esta forma, el equipo de gobierno ilicitano se ha marcado como plazo estos cuatro años de mandato para erradicar los tratamientos químicos, que pese a su polémica, están aprobados por la Unión Europea, por lo que su uso está considerado legal.
«Tenemos estos meses y estos años para llegar a este paso, por lo que vamos a trabajar poco a poco en ello», precisó el edil del área. Así, el Ayuntamiento tiene dos propósitos. Por un lado, eliminar el uso de los productos fitosanitarios y, por el otro, reducir la destrucción de estas plantas, consideradas malas hierbas, que forman parte del ecosistema y que no son tan perjudiciales, como popularmente se cree.
Por otra parte, desde plataformas como Margalló Ecologistas en Acción defendieron la retirada de estos tratamientos de la ciudad por sus efectos nocivos para los animales que se alimentan de las plantas que han sido pulverizadas y alertaron de su peligro también para las personas que pueden estar en contacto con estas plantas.
Y es que, ambientólogos señalaron que hay aves invernantes que llegan a Elche y que se alimentan de las semillas que hay en los espacios verdes donde se han utilizado estos productos. Al igual ocurre con otros mamíferos como las cabras que recorren el Camp d'Elx y que se alimentan de las hierbas fumigadas por parte de agricultores y regantes. Asimismo, los ecologistas también pusieron de ejemplo la tradición popular que hay en la zona de coger plantas, como los linzones, para uso comestible, que también pueden estar afectados por los herbicidas químicos. Ante ello, desde Margalló Ecologistas en Acción, señalaron la importancia de cambiar el protocolo y pusieron de ejemplo algunas ciudades como Barcelona, donde se han declarado municipio libre de lifosatos, uno de los tratamientos más polémicos.
Alternativas
Aunque el Ayuntamiento está estudiando todavía los productos que podrán sustituir a los fitosanitarios en el futuro, hay diferentes propuestas que se barajan. Por un lado, como ya han comenzado a utilizar en Castellón, hay vinagres válidos para la fumigación contra la maleza en plazas de uso público y parques, que se utilizan como herbicidas orgánicos en la agricultura ecológica. Además de esta alternativa, hay otras opciones naturales como acolchar el terreno con palma triturada o la eliminación manual o mecánica.
Asimismo, los expertos aconsejan otras líneas de actuación como las creación de cubiertas vegetales con la plantación de cultivos. Precisamente, esta opción ya ha dado sus frutos en huertos de palmera, como el de la Cuerna de Altabix, donde las plantaciones ecológicas han dificultado el crecimiento de las «malas hierbas».
