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Un laboratorio de ideas urbanístico

Una treintena de arquitectos crean la asociación Ruskin Coffee para impulsar un foro de análisis y propuestas

Un laboratorio de ideas urbanístico

Hace ahora casi tres décadas un grupo de arquitectos ilicitanos comenzó a dar forma a una reunión semanal, a la que acabarían denominando Ruskin Coffee, para abordar los problemas de la ciudad. Ahora, el grupo ya ha alcanzado la treintena de profesionales, se ha ampliado a Santa Pola y Crevillent, y ha optado por dar un salto para pasar de club de opinión a un laboratorio de ideas que tenga el soporte de una asociación: la Associació d'Arquitectes Ruskin Coffee. El objetivo es muy claro: crear un foro de análisis y crítica sobre proyectos arquitectónicos, procesos urbanísticos y ordenación del territorioanálisis y crítica , para, en última instancia, poder hacer llegar esas propuestas a las diferentes instituciones y la ciudadanía en general. Ya no es sólo cuestión de presentar alegaciones a determinados proyectos, con la fuerza que da estar en una asociación legalmente constituida, sino que también se trata de colaborar con otros colectivos, llegado el caso incluso con informes técnicos, y de organizar actividades que vayan en la línea de promover la «buena» arquitectura y el «buen» urbanismo, precisamente después de lo vivido en los últimos años. Y todo ello, además, como subrayan desde la asociación, siempre con la vista puesta en ser un complemento al Colegio de Arquitectos de Alicante, y siempre desde la colaboración total y absoluta con esta entidad profesional, tal y como aseguran.

Tras la constitución, que se acaba de formalizar hace apenas unos días, el colectivo ha decidido nombrar presidente a Tomás Martínez Boix; vicepresidente, a José Antonio Pascual; y secretario, a Prócoro del Real, y también ha optado por dar entrada a arquitectos no colegiados, que puedan aportar al debate. Las reuniones, al menos por ahora, se siguen celebrando en lo que era la antigua sede en Elche del Colegio de Arquitectos, hoy reconvertido en la cafetería Malasaña.

«No vamos a dejar de ser un club de opinión, pero necesitamos hablar con una voz institucionalizada ante las diferentes administraciones y ante la opinión pública», explica el propio Tomás Martínez Boix. «El Ayuntamiento siempre se escuda en sus técnicos municipales a la hora de sacar los proyectos adelante, pero creemos que es necesario reivindicar que hay más técnicos y creemos que es necesario que se pongan en valor otras opiniones», defiende el vicepresidente, José Antonio Pascual.

El colectivo, en cualquier caso, seguirá funcionando como hasta ahora, a través de grupos de trabajo que focalicen su actividad en los puntos que consideran más necesarios en función del momento y las circunstancias. Por ahora, como admiten, entre sus prioridades sigue estando la defensa del Palmeral y, como siempre han reivindicado, la edificabilidad cero, pero también la protección de otros parajes, como El Hondo, las Salinas, el Clot de Galvany, Ferriol, Vallongas o la ladera del río. También ponen el foco en la rehabilitación de los barrios, en la renovación urbana, en la eliminación de las barreras arquitectónicas y en el redireccionamento de la ciudad, de manera que se piense más en el peatón que en otras cuestiones. Sobre la mesa, evidentemente, no pueden evitar tampoco poner otros temas como el Mercado Central, aún bloqueado, o la reforma del barrio de San Antón.

Sea como sea, y, como paso previo a cualquier otra demanda, los arquitectos del Ruskin Coffee hacen hincapié en la demanda de procesos más participativos y transparentes en cualquier cuestión urbanística o relacionada con la ordenación del territorio, y piden huir de localismos y hacer una apuesta decidida por la colaboración con otros municipios en lo que toca a cuestiones paisajísticas. Hacen hincapié en eso, pero también aprovechan para lanzar un mensaje contundente: con el anterior Gobierno municipal, el del PP, pese a las discrepancias que generaron algunos proyectos, y pese a no estar constituidos en asociación, la colaboración fue total y absoluta. Confían que ahora, con el ya bipartito, la tendencia al menos se mantenga.

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