La herida que se abrió ayer entre el PSOE y Compromís, por una decisión que no cayó nada bien en las filas de los de Mireia Mollà, quedó muy bien escenificada en las comparecencias posteriores. Carlos González salió a dar explicaciones respaldado por seis de sus siete concejales. Sólo faltaba Carlos Sánchez, ausente por motivos familiares. Mireia Mollà hizo lo propio una vez acabaron los socialistas, arropada por sus tres ediles. Siguen siendo socios de gobierno, pero ayer optaron por ir cada uno por su lado en el Ayuntamiento. m. p.