Una multitud de ilicitanos renovó ayer su ejercicio de devoción hacia el patrón de la ciudad. Organizados en procesión, los fieles acompañaron a San Agatángelo hacia un emotivo reencuentro con la Vírgen de la Asunción, con quien comparte el honor del patronazgo de Elche.

La peregrinación desde la parroquia que tiene por nombre el del santo vivió su momento álgido en una de las novedades introducidas para la edición celebrada este año. El habitual recorrido desde la iglesia ubicada en el Sector Quinto por el centro de Elche a través de Reina Victoria, recuperó el paso por el puente de la Virgen. Tras completar la mayor parte de la caminata, el amplio grupo de asistentes frenó la marcha una vez alcanzado el punto en el que descansan, una frente a la otra, las imágenes de ambos patrones. La habitual muestra de cariño que lleva a gran parte de la población del municipio a santiguarse a su llegada, se multiplicó en esta ocasión con un sentido homenaje por todos los presentes. El trono, plagado de flores con la imagen del santo portando una palma blanca entre ropajes marrones y dorados, completó el itinerario en dos horas con la basílica de Santa María como destino a hombros de una veintena de hombres y mujeres. Delante de ellos, marcaban la senda los miembros de la hermandad de San Agatángelo y numerosos convecinos con velas en las manos. Detrás de ellos, la primera línea estuvo reservada para el párroco y los monaguillos de la iglesia en la que un rato antes del inicio de la procesión se llevó a cabo la tradicional ofrenda floral al santo y se ofició la misa solemne.

Ambos actos estuvieron precedidos por la cohetada y el volteo de campanas que indicaron el arranque del día grande de una festividad con conclusión emplazada a la tarde de mañana con la misa por los difuntos de la hermandad de San Agatángelo y su parroquia en la parroquia de San Agatángelo. Un agradable ruido que continuó a lo largo de la mañana con varias tracas y el sonido de los instrumentos de la banda musical.