Antes de morir en las fauces del picudo rojo, las palmeras dan pistas y piden ayuda. Muestran al exterior síntomas que, a ojos entrenados, permiten detectar que el escarabajo está en su interior y que aún hay tiempo para salvarlas. El objetivo del curso que se comenzará a impartir el sábado de forma gratuita es conseguir que los propietarios de huertos de palmeras y particulares tengan la capacidad de darse cuenta. Y cuanto antes mejor. Los talleres se estructurarán en dos sesiones, los días 6 y 13 de febrero (de 8.30 a 15 horas, la primera sesión teórica en el Centro de Congresos y la segunda práctica a pie de campo), son gratuitos y en su organización intervienen «Glen Biotech», ADR, Datelx, Volem Palmerar y el Ayuntamiento.

La clave es que hay que mirar a las palmeras de pies a cabeza, si es necesario empleando unos prismáticos, para detectar signos en las hojas, en la balona, en el tronco, en los hijuelos, alrededor de la base en el suelo... Normalmente se dan varias de estas pistas y atendiendo a ellas se decide cómo actuar y cuál es el producto más efectivo (ya sea químico o biológico), teniendo en cuenta que una actuación demasiado agresiva puede conllevar daños para la palmera o para la salud personal, hasta sensibilidad química múltiple o síndrome de fatiga crónica, ambos asociados a un uso excesivo de químicos como explica la representante de «Glen Biotech», Belenice Guerri.

Hojas fragmentadas o caídas, el ojo de la palmera torcido, serrín junto al tronco, capullos de larvas o secreción en el tronco... Los indicios son múltiples y a veces muy claros, si se aprende a interpretarlos. Y en eso quiere incidir el Ayuntamiento, según el edil Antonio García, quien insiste en la necesidad de implicar a los particulares en la lucha contra el picudo y otras enfermedades que afectan a las palmeras, como hongos o paysandisia.