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Un pino con mucha historia

Un esqueje con el que este diario obsequió a sus lectores hace 24 años luce robusto en Saladas

El ilicitano Joaquín Sigüenza muestra en su casa de Saladas el estado del pino que obtuvo como obsequio de INFORMACIÓN hace 24 años. sergio ferrández

Tras una casa de campo de la partida de Saladas, junto a un poblado huerto de mandarinos y flanqueado por varias palmeras, un olivo, una higuera y un corral de pavos reales, un enorme pino da sombra desde hace años a los amigos y familiares de Joaquín Sigüenza. El ilicitano, como otros muchos convecinos suyos, fue obsequiado en el día del árbol de 1991 con un esqueje al adquirir el periódico INFORMACIÓN. Un regalo al que ha sacado jugo.

Con una pequeña rama, insignificante al ser colocada junto al robusto pino en que ahora se ha convertido, Joaquín recuerda el ejemplar que plantó hace ahora 24 años en un reducido hoyo abierto con sus propias manos. Joaquín ha olvidado la fecha, pero uno de sus colegas de almuerzo que también pasó por el kiosco por entonces pone la fecha y los expertos consultados refrendan su edad.

«Nunca me imaginé que iba a hacerse así de grande, es algo gratificante pensar en lo que pequeño que era y verlo ahora», comenta orgulloso desde el terreno que posee en las cercanías del Polígono Empresarial de Torrellano. A su esplendor ha contribuido el esmero en los cuidados de Joaquín, quien recientemente ordenó podar varias ramas centrales para que el tronco pueda crecer más erguido y grueso. Sin embargo, lamenta no haber fumigado esta temporada una especie que no se ha librado de la visita de la extendida plaga de la procesionaria. El árbol presenta una ligera desviación en su zona incipiente por la irrupción de su compañera más cercana, una higuera que ha dotado al ejemplar de una peculiar planta. Aunque, como dice su dueño, «la naturaleza ha hecho que recupere la posición».

La relación de Joaquín con su pino es más especial de lo que aparenta a simple vista. Y es que, como él mismo relata, este verano ha sido parte implicada en la superación de una grave enfermedad. «No podía ni moverme y los mejores ratos que pasaba era sentado bajo este pino», cuenta emocionado. «Todos los días los pasaba junto a él, la sombra del pino es la mejor que hay», añade Joaquín, ya plenamente recuperado.

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