Cada uno por su lado, los dos miembros de una pareja confiesan al público una infidelidad cometida durante la misma noche. Es la incómoda trama que el escritor ilicitano Tomás Ferrando ha conseguido tintar de comedia y convertir en una de las cinco obras de teatro seleccionadas en un concurso nacional para ser representada en una sala de Barcelona, el Centre Cívic de Drassanes. La clave de humor era el único requisito requerido por la compañía «Cuentos de Amores», la organizadora de un certamen que en su segunda edición recibió más de un centenar de propuestas.

«Será emocionante ver cómo directores profesionales llevan a escena mi obra», expresa ilusionado el autor de «Alta Infidelidad», quien, además del orgullo que supondrá ver representada su creación, también recibirá parte de la taquilla acumulada. Para ello, ya han dado comienzo los procesos de selección de los intérpretes y, si la función tiene buena acogida, podría girar por todo el país. «Ahora, aunque estaré informado de todo, serán los directores los que les den su aire y, por el mes de abril, ya debe ser una realidad», afirma el dramaturgo ilicitano.

Inicialmente, Ferrando concibió su comedia para ser personificada por la asociación artística que dirige, con la que ya acumula varias distinciones y llenos, y para la que, al igual que para otras pequeñas agrupaciones, reclama un mayor «apoyo de las instituciones públicas». «En Elche hay mucho material, muchos directores y compañías, pero para sacar un proyecto adelante tienes que pasar por varias entrevistas y es complicado, pese a que en ocasiones hemos tenido mejor aceptación que algunas compañías profesionales y hemos llenado lo que ellos no han podido llenar», reivindica.

Novela

Tras el éxito de «Alta infidelidad», Ferrando se encuentra inmerso en la redacción de su primera novela. Bajo el título «Al otro lado de la vida», narrará la historia de Lupe Beltrán, una mujer que abandona la cárcel después de 15 años de presidio. A través de tres partes, el libro se centra en la reinserción de la protagonista en la sociedad sumado al golpe psicológico de la soledad y problemas con su hija, a la que abandonó con cuatro años.