El cielo concedió una tregua a San Antón en el primer día grande de su festividad y, pese al ya establecido frío invernal, amaneció despejado para engrandecer una jornada disfrutada desde recién inaugurada la mañana, tanto por los vecinos del barrio como por multitud de ilicitanos procedentes de todo el municipio. El estruendo de los cohetes y el volteo de las campanas señalaron el inicio de los actos de un sábado marcado por la clásica chocolatada y la procesión vespertina. La cargada programación obligaba a coger fuerzas y, como es tradición, más de 300 personas se reunieron en torno al calor de las hogueras y las tazas calientes, acompañadas por suizos y buñuelos que completaron el almuerzo en un gran ambiente familiar.

La mañana aún dio más de sí con varias actividades dirigidas a los numerosos niños y niñas presentes en San Antón, como una representación teatral, trucos de magia y diversos juegos infantiles. Ya por la tarde, fue el turno de otra de las costumbres en honor al patrón de los animales y los alpargateros: por decimoctavo año se celebró el torneo de petanca. Fue la antesala de la otra cita importante del sábado. La procesión tampoco faltó a la tradición, aunque esta vez presentó novedades. Un grupo de fieles acompañó la imagen del santo por un recorrido limitado a las calles del barrio de San Antón sin abandonarlo por primera vez. Además, una vez concluido el itinerario, oficiada la solemne misa dirigida por el arcipreste de Santa María, Francisco Conesa Ferrer, y lanzado el castillo de fuegos artificiales, la figura fue colocada en el interior de una carpa instalada junto a la feria, en lugar de ser devuelta a su parroquia, donde estaba previsto que pasara la noche custodiado por vecinos. A medianoche se prendieron las hogueras nocturnas que precedieron al día grande de hoy.

Romería

Tras una semana de celebraciones y preámbulos, las fiestas de San Antón alcanzan hoy su punto álgido. Los ilicitanos venerarán al santo desde las 9.30 horas en la habitual romería que cierra los primeros festejos del ciclo anual. El primer tramo encontrará su parada en la ermita y, una vez allí, los asistentes podrán degustar un almuerzo a base de la coca previamente bendecida. Alrededor de las 12 horas, la imagen de San Antón retornará a su parroquia, de nuevo en romería, y después tendrá lugar la bendición de los animales, dado el patronazgo de San Antón hacia estos seres vivos, y se rifará la hucha en forma de cerdo, dada la prohibición de sortear directamente al animal como se realizaba antaño. Una traca, programada para las 21 horas, ordenará el fin de fiesta.