Apenas acababa de cruzar un paso de peatones en la avenida Mestre Melchor Botella de Carrús, en Elche, cuando oyó el ruido de un ráfaga y sintió un dolor en la pierna. Una vecina recibió de esta forma sorpresiva el impacto de un perdigón en plena calle, poco antes de las 20 horas, que pudo ser disparado desde alguna ventana o una azotea de dos edificios en los que, según sospecha, hubiera podido ocultarse alguien y apuntarle deliberadamente aprovechando la iluminación del paso de peatones.

La mujer, que prefiere no hacer público su nombre, llamó inmediatamente a la Policía Nacional, entregó el balín metálico que ella misma se extrajo del muslo y les indicó la trayectoria que creía que había seguido el disparo, que se produjo justo ante un edificio conocido por los residentes como «la rosaleda». Acto seguido acudió a su centro de salud para que le practicaran las correspondientes curas. Al día siguiente interpuso una denuncia en Comisaría que espera que motive una investigación minuciosa para dar con la persona que la hirió: «No me gustaría que se archivara la denuncia, porque esto no deja de ser un arma en manos de alguien que yo creo que es un adulto; y mañana puede ocurrir algo peor, porque puede haber una persona dando tiros desde una ventana que quede impune».

Desconoce el tipo de arma con la que pudo producirse el disparo, aunque describe el ruido como «una ráfaga» y recuerda que el proyectil tenía restos de grasa, detalles que le hacen pensar que no se trata de ningún juguete. En concreto, la denunciante ha puesto en conocimiento de la Policía Nacional que sospecha que el propietario o clientes de un bar cercano a su vivienda pudieran estar detrás del disparo, puesto que asegura que hace varios años que sufre «acoso» y «amenazas veladas» por parte de ellos, si bien tanto la identificación del tipo de arma como del culpable o los culpables corresponderá a la Policía.