Los vecinos del centro de Elche se encontraron ayer con el cierre de dos establecimientos emblemáticos de la ciudad. Las cafeterías «Viena» y «Praga» han cesado su actividad después de años abiertas al público. La primera de ellas cumpliría el próximo 26 de enero 32 años en pleno centro de la ciudad (el Praga abrió sus puertas en 2004) pero la situación económica y el auge de establecimientos hosteleros de los últimos tiempos han acabado forzando el cierre del establecimiento, según aseguró ayer a este diario su propietario, Antonio Delgado.

«Llevamos cinco años perdiendo dinero», confesó Antonio Delgado, que aseveró que «sabemos que en el centro de Elche sobran el 60% de los establecimientos».

Y es que, además de la crisis económica, el empresario achacó la quiebra de sus establecimientos a la «feroz competencia», ya que «nos resulta imposible competir con establecimientos que ofrecen productos a precio muy bajo. Si a mí un empleado me cuesta 2.200 euros, por ahí están pagando 700 euros, aunque los tienen trabajando más horas de las que estipulan los contratos». Y al final, admitía Antonio Delgado, «pasa lo que pasa, que nos toca pagar el pato a los demás» .

El cierre de estos establecimientos pilló por sorpresa a muchos de sus clientes habituales, así como a proveedores. Los trabajadores, trece, fueron despedidos el pasado domingo.

«Hasta hace medio año tenía 18 empleados, pero tuve que despedir a cinco en mayo, y ahora he tenido que cerrar», lamentaba el empresario ilicitano, que decía que «en unos días, el 26 de enero, el Viena iba a cumplir 32 años abierto en el centro de Elche durante los 365 días del año...».

Las personas que ayer pasaban por las cuatro esquinas, cerca del emplazamiento del Viena no salían ayer de su asombro. «No esperábamos que cerrase esta cafetería, llevaba muchos años en el centro», decía una vecina.

Un cliente habitual comentaba que «a nosotros también nos ha pillado por sorpresa. No esperábamos el cierre, yo solía venir mucho a esta cafetería».

Una estampa similar, aunque con menos arraigo, se producía en la calle Alfonso XII, donde estaba situado el Praga. Allí los clientes también manifestaban su sorpresa por el cierre de este establecimiento.