«No se salva ni una ». Con estas palabras, los ecologistas alertan de la propagación de la procesionaria en todas las pinadas ilicitanas. El calor impropio del invierno ha pasado factura en las zonas verdes de Elche y ha desencadenado que esta plaga de gusanos aparezca antes, con más de dos meses de antelación y con mayor fuerza que otros años.

Como ejemplo, en la pedanía de La Marina y en la sierra del Molar, los pinos están infestados de esta oruga, en forma de bolsas de aspecto algodonoso, similar a un ovillo blanco. Los vecinos conviven desde diciembre alarmados por la presencia del gusano, que ya ha comenzado a reproducirse y que ha bajado incluso al suelo, por lo que supone un peligro para aquellos que pasean por esta zona natural. «En los pinos secos y en los pocos brotes verdes que quedan está la oruga», apuntó el portavoz de Podemos, en La Marina.

Como ocurre en la partida rural, el barranco de Barbasena es otro de los lugares amenazados por la plaga. En este sentido, desde Ecologistas en Acción de Elche han detectado pinos con hasta siete u ocho bolsas repletas del gusano y a punto de caer al suelo.

Este panorama es similar al coto de caza de Peña de las Águilas (en las inmediaciones del cementerio nuevo hasta la Garganta de Crevillent). Una zona también «sitiada» por la procesionaria, que, según algunos aficionados a los deportes al aire libre que acuden por allí sobre todo los fines de semana, está presente en los pinos de una forma totalmente desproporcionada con respecto a otros años. «Más del doble o del triple», dicen algunos de los que pasean por allí, que avisan que ya han comenzado a salir las orugas de las bolsas, campando a sus anchas por la pinada.

Esta problemática se suma a la del «tomicus», que obligó a tomar medidas urgentes a la Conselleria de Sanidad y que ha arrasado con parte de la población: «Es de juzgado de guardia, parece que nos vamos a encontrar con que vamos a perder una vida entera de pinos por no actuar», critican. Reclaman, por todo ello, que la Generalitat se implique y articule medidas para atajar la plaga.

Otro de los espacios naturales donde la procesionaria se ha desatado por el cálido invierno es el Clot de Galvañ, donde han precintando miradores y bancos ante la invasión de la procesionaria, cuando lo normal es que haga su aparición en febrero.

De la misma forma, en el resto de montes y zonas verdes de la provincia,entre ellas, la sierra de Crevillent y de Santa Pola, la oruga también ha eclosionado y llega incluso a pinadas integradas en las ciudades, con el consiguiente riesgo que conlleva.

Enemigo de la sequía

La escasez de precipitaciones, unida a las temperaturas primaverales de este invierno, se han convertido en una peligrosa combinación para los pinos.

«Ante la sequía tremenda que sufrimos en el Mediterráneo, los árboles están muy débiles y la procesionaria tiene un efecto devastador», explicó Mariló Antón, ambientóloga de Ecologistas en Acción. A este problema, según la experta, se suma el efecto negativo de otras plagas como el «barrenillo del pino».

Además, tal y como apunta la ambientóloga, otro de los factores que influyen en este ciclo, es la disminución de aves herbívoras, como la abubilla, que se alimentan de la procesionaria. «Hemos notado que hay muchísimos menos ejemplares por las zonas verdes, como consecuencia de los herbicidas que se utilizan para fumigar en los huertos, para matar las plantas que crecen en medio», señaló Antón.

Por su parte, desde el Ayuntamiento de Elche aseguraron que no han recibido ninguna queja de vecinos, ni notificación sobre la expansión temprana de la procesionaria.