Casualidad para unos, casi milagro para otros. La suerte, como mínimo, quiso que un agente de Policía Nacional de Elche se salvara la pasada noche del Roscón de recibir una puñalada en el pecho en el barrio de Los Palmerales al detener a un hombre que se encontraba presuntamente golpeando a su mujer en la calle. La herida no llegó a producirse gracias a que el arma blanca que usó el asaltante chocó contra un móvil que llevaba en el bolsillo superior de su chaqueta y en cuya tapa había pegado apenas tres días atrás una medalla metálica de San Cristóbal que le había entregado la Honorable y Real Orden de Caballeros que lleva el nombre del santo. Dicen desde la entidad histórica (que sobrevive en la Vega Baja y arrastra una herencia histórica de siete siglos según su canciller y presidente administrativo Antonio Marín), que es una casualidad demasiado grande que el estilete con el que quisieron herir al policía fuera a impactar justo sobre la pequeña chapa metálica que lleva la estampa, que apenas tiene un centímetro y medio por un centímetro de ancho. Más aún porque el agente no solía guardar el móvil en ese bolsillo, sino en el pantalón.

En cualquier caso, o bien el teléfono o bien San Cristóbal dieron al traste con las intenciones del agresor, que fue detenido por los delitos de malos tratos y atentado contra agente de la autoridad.

Al parecer, sobre las tres de la madrugada se recibió el aviso de un vecino que había observado que un hombre estaba golpeando a una mujer en la calle en el barrio de Los Palmerales. Los agentes que llegaron en primer lugar a la emergencia persiguieron al sospechoso y el policía que consiguió atraparle se encontró de súbito con que le intentó clavar un estilete de unos 10 centímetros de hoja a la altura del pulmón derecho. Al toparse con un elemento duro -bajo el cual aún quedaba la protección del chaleco antibalas- el supuesto agresor cayó al suelo pero consiguió liberarse y entrar en su vivienda para coger otra arma blanca, con la que de nuevo habría intentado agredir al agente. Sin embargo, fue reducido, desarmado y trasladado a los calabozos para pasar después a disposición del juzgado de guardia.

El propio policía se reservaba ayer su postura sobre la posibilidad de esa intervención casi divina que celebraba la Orden, que emitió un comunicado en el que señalaba que «tanto el agente agredido, que es miembro de la Real Orden, como su compañero, atribuyen a San Cristóbal el hecho de que el puñal no le atravesara el corazón al chocar con la medalla metálica de la estampa que suelen llevar los miembros de la misma y que él, al ser nuevo, recogió el pasado día dos de enero en un acto de la Honorable y Real Orden de Caballeros de San Cristóbal». Mientras el presidente señalaba que es «una casualidad muy extraña y no creo en las casualidades», en Comisaría oficiosamente se apostaba más por el teléfono móvil puestos a buscar el origen del milagro.