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El Cau, un paraje para los homenajes

La sierra de Elche acoge un enclave donde los símbolos ilicitanos han sido cincelados en la roca

La pirámide, con el globo terráqueo en lo alto, es otro de los elementos característicos del lugar. R. E.

Es todo un clásico en Elche, pero siempre viene bien revisitarlo. El Cau es un sitio emblemático que, desde hace años, sorprende al que lo descubre por primera vez en la montaña ilicitana. Pero también, para aquellos que ya han estado en más de una ocasión, da gusto volver a admirar esa serie de trabajos de gente que, con cariño, ha esculpido la roca, la ha pintado y ha sembrado en ella una serie de iconos imprescindibles de Elche.

Es como si fuera un pequeño parque temático de esculturas en la piedra donde se representa desde la Patrona de Elche, hasta el club franjiverde, desde los dos patrimonios de la Humanidad (El Palmeral y el Misteri), hasta el busto más famoso de España.

A Mariano Ros Martínez se le atribuye ser el creador de esta peculiar zona, que luego ha ido creciendo con nuevas aportaciones por parte de otras personas, canteros, artistas y aficionados, entre otros Cándido.

Runners, ciclistas, excursionistas o vecinos del lugar están habituados a los colores, a las formas, a los símbolos que aquí, en esta sierra de Ferriol, se han venido representando y que, al parecer, desde hace tiempo las autoridades obligaron a paralizar al considerar que se estaba dañando y ocupando monte público.

El paraje, en cualquier caso, es un homenaje a Elche. Y también sirve como una zona para alejarse de la civilización, para estar tranquilo y permanecer cerca de la naturaleza. La quietud manda aquí.

Además, cuenta con un par de refugios con asientos e incluso alguna publicación, por si alguien quiere sentarse y leer tranquilamente o mantener una charla con las personas que lo visitan con respeto y admiración.

Mientras, en esta improvisada cantera los encantos a contemplar son diversos: dedicatorias en la piedra para los labradores, cazadores, el Molino Real, el pantano y su antigua central eléctrica...

Situado en el monte del Tabaiá, en plena sierra de Elche, el entorno ofrece unas vistas relajantes y permite hacerse una idea de en qué condiciones trabajaban los canteros de antaño. De hecho, son muchos los que afirman que de este enclave, una antigua cantera, se extrajeron las piedras para una reconstrucción de la basílica de Santa María.

Este remanso de paz, señalan los conocedores del lugar, comenzó a tomar forma desde el año 2000 y durante los siguientes meses se procedió a perpetuar en la roca distintas señas identificativas de los ilicitanos.

San Pascual Bailón, Calendura, el arca de la Patrona, una pirámide coronada por un globo terráqueo, la fuente de la Glorieta o el guardacostas Cantó y su caballo son algunos otros de los muchos atractivos que se pueden admirar en este espacio inimitable.

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