Las largas listas con incontables peticiones que, hasta poco tiempo atrás, se amontonaban en las cartas de los más pequeños a Sus Majestades los Reyes Magos se han convertido, con el paso del tiempo y las dificultades, en escritos con más prudencia que avidez. «Que no haya que hacer magia para ser felices», delataba una madre a su hija, entre los niños y niñas que concurrieron los diferentes puntos de Elche en los que carteros y pajes reales asientan este fin de semana sus buzones y atienden solicitudes con destino a Oriente.

En la mayoría de ellas, la esencia de las misivas permanece viva y siempre se hace hueco para probar suerte con la nueva versión del juguete de moda o los flamantes complementos de la muñeca favorita de turno. Aún así, los más pequeños ajustaron unas prioridades que en muchos casos contemplaron hasta regalos inmateriales como un empleo para sus padres o hasta se acuerdan de los más desfavorecidos. «Han tenido un año para redactarlas y ser buenos para merecer lo que piden, pero deben ser solidarios y pensar en todos los niños del mundo para que podamos llegar a todos», puntualizaba uno de los delegados de Melchor, Gaspar y Baltasar a su paso por la plaza 1º de mayo, escenario que visitaron por la mañana, al tiempo que otros comisarios pisaban la plaza Salvador Allende, en el Sector Quinto, y el parque de la calle Francisco Pérez Campillo, en San Antón. Por la tarde, los emplazamientos elegidos fueron la plaza dels Algeps, los Pisos Azules, y la plaza Conde Rojas de Altabix. En todos ellos, las ilusionadas rogativas gotearon con menor frecuencia que en otras ocasiones. No obstante, los carteros reales también aprovecharán toda la jornada del domingo para continuar preparando la inminente noche de Reyes y su masivo reparto. Por la mañana -desde las 11 horas- estarán en el Jardín de Andalucía, Pisos Azules, Conde Rojas y Corazón de Jesús; y, por la tarde -a partir las 18 horas-, se ubicarán en la Glorieta y en la plaza dels Algeps.

Los rostros de los jóvenes que acudieron en su firme convicción de evitar el carbón en la segunda ronda de presentes navideños para los más afortunados no sólo mezclaron gestos alegres y tímidos. Desde bebés a chavales que recitaron sus querencias de memoria sobre el regazo del cartero real, hasta una patente multiculturalidad que no entiende de procedencias ni banderas a la hora de hacer sonreír a un niño. Todos ellos depositaron sus ilusiones en unas manos tan desconocidas como amigas y fueron recompensados con caramelos, fotografías y villancicos para ayudar a sobrellevar la espera.