La luna llena reinaba de madrugada en el cielo y al tiempo marcaba la anécdota de un acontecimiento histórico para la ciudad del Misteri. Un conjunto de fenómenos hicieron que la representación de la Venida de la Virgen fuera muy diferente, incluso inédita, según recuerdan los organizadores. Y es que, la subida de la marea provocó que el cofre que portaba la imagen de la Patrona quedara encallado en el mar, más lejos de lo previsto, con lo que el comienzo de la escenificación del hallazgo se retrasó más de media hora.

En mitad de la oscuridad, las primeras luces del alba fueron iluminando la playa del Tamarit, en Santa Pola. Con una orilla repleta de gentío expectante por ver la llegada del guardacostas Cantó, la espera se hizo más larga de lo esperado. Pasadas las 7.15 horas, empezaba a amanecer, pero el arca de la Virgen de la Asunción permanecía inmóvil en mitad del mar, lo que desataba la impaciencia de algunos. Algo raro sucedía.

Así, tras la desesperación y ante la imposibilidad de arrastrar el cofre hacia la orilla con una maroma, tal y como se viene produciendo habitualmente, una decena de marineros de la sociedad Venida de la Virgen se vieron obligados a adentrarse en la playa varios metros para empujar ellos mismos el pesado arcón, de unos 200 kilos, según calculan desde la organización.

De esta manera, ya a las 7. 40 horas, entre el murmullo y la preocupación de los asistentes, los focos se encendieron y Francesc Cantó aparecía a lomos de su caballo para anunciar la singularidad de un hallazgo que estuvo lugar en el año 1370. El guardacostas se dispuso, así, a dar aviso a los regidores del Consell de la Villa de Elche y a informar del contenido del pergamino hallado junto a la imagen, el consueta del Misteri, donde se explicaba la fiesta que debían celebrar los ilicitanos en torno a su Patrona cada 14 y 15 de agosto. Con ello, los vítores de «Viva la Mare de Dèu» y los aplausos comenzaban a sonar cuando ya era completamente de día.

Desde la Sociedad de la Venida de la Virgen, su presidente José Antonio Román Parres, destacó la multitudinaria asistencia y quiso quitar importancia al incidente con el arca, aunque el máximo representante de la entidad religiosa, que este año celebra el 150 aniversario de su fundación, reconoció que «esto nunca había sucedido». «Cuando montamos el escenario, el mar se encontraba a unos 25 metros más lejos y al ser tan sumamente llana la playa y subir la marea se ha encallado y, además, casi nos hemos quedado sin arena para la representación».

Tras la puesta en escena y la misa de campaña en el Tamarit, unas 4.000 personas presentes a la representación partieron desde Santa Pola hasta Elche en la tradicional romería de la Patrona portada por bueyes y guiada por Cantó y su caballo. No obstante, durante el recorrido, la participación aumentó y llegó a los 6.000 asistentes, según la organización. En total, 28 autobuses salieron desde las cinco de la madrugada desde el centro de la ciudad hasta Santa Pola, con unas 3.000 personas a bordo. Unas cifras algo inferiores a las del pasado año, al coincidir con el comienzo de la semana y al ser un día laborable.

No obstante, la popularidad de esta cita volvió a quedar patente entre los ilicitanos, con una destacada presencia del público joven. El buen ambiente y las temperaturas superiores a los trece grados acompañaron a los romeros durante un familiar trayecto de unos 14 kilómetros hasta el huerto de Portes Encarnaes.

El licor de cantueso, la coca salada y la naranja tampoco faltaron en el recorrido, convertido en una cita ineludible para muchos dentro de las Fiestas Patronales de Invierno.