Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Responsables de Kelme declaran contra el expresidente en el juicio por delito societario

El actual representante legal de la empresa testifica que firmó un acuerdo tan perjudicial que parecía «de cámara oculta»

Responsables de Kelme declaran contra el expresidente en el juicio por delito societario

La segunda sesión del juicio contra el expresidente de Kelme Benjamín Clarí se celebró ayer en el Juzgado de lo Penal 2 de Elche con varias declaraciones, entre ellas la del actual presidente del consejo de New Millenium (la mercantil que tiene los derechos de Kelme desde 2008 y que fue la querellante que ha sentado en el banquillo al exdirectivo, quien también fue responsable de Adidas en España), Carlos García, quien ayer aseguró que cuando conoció las condiciones que el anterior presidente había pactado con una empresa proveedora de membranas para calzado pensó que «o esto era una cámara oculta, o la persona que ha firmado es la más negligente del mundo o hay algo detrás». Eso es lo que la empresa titular de Kelme denunció, que había algo detrás, y por ello el Ministerio Fiscal pide tres años de cárcel para Benjamín Clarí por un delito societario de administración desleal.

La tesis de la acusación, tanto pública como privada en nombre de la compañía, es que Clarí y su persona de confianza ubicada en el cargo de director financiero (hoy ya fallecido) redactaron y firmaron un contrato que era perjudicial para Kelme en un momento crítico para su supervivencia financiera al mismo tiempo que eran propietarios de una empresa consultora que recibió pagos por parte del fabricante que se beneficiaba de ese contrato. En definitiva, que actuaron de forma perjudicial para Kelme al comprometer unas condiciones por las cuales obligaban a la compañía a gastar 300.000 euros al trimestre por unas membranas para calzado que no se habían llegado siquiera a introducir en los diseños ni mucho menos en la cadena de fabricación en Asia. Membranas que, al parecer, se pegaban aunque no se sirvieran, de modo que entre 2007 y 2008 Kelme abonó 1,3 millones de euros pero sólo recibió membranas por valor de 50.000 euros.

Asia

También declaró ayer el responsable de producción de calzado en Asia, Luis Miguel Botella. En China se producía, dijo, en torno al 95% de la producción de la empresa (la producción residual se realizaba en Elche, aunque era prácticamente inexistente), y aseguró que nadie le dio nunca instrucciones para incorporar la membrana en la cadena de producción. Es más, que pidió presupuesto a otra proveedora en China «por curiosidad» y descubrió que las membranas podían comprarse por 0,8 dólares, mientras que en el convenio suscrito se pagaban a uno o dos euros.

La producción de calzado en el país asiático suponía que cada par de zapatillas de la gama media costara entre siete y ocho dólares aproximadamente, a los que sumándole los aranceles, el margen de beneficio del minorista o el IVA, finalmente dejaban un beneficio de entre tres y cinco euros por par. Con esas cifras, para los querellantes, resultaba muy poco viable que la incorporación de las membranas fuera a convertirse en realidad. Sí estaba previsto para calzado de alta gama, pero esos modelos apenas suponían el 10% de los 350.000 pares que se fabricaban cada año, por lo que 300.000 pares de membranas al trimestre eran del todo excesivos.

Benjamín Clarí, por su parte, declaró en la primera sesión del juicio a mediados de noviembre que se trataba de un buen negocio a largo plazo. Ayer y mediante videoconferencia testificó el inventor de la membrana, quien admitió que pagó a la consultoría que era propiedad de Clarí y del otro imputado (fallecido durante el proceso) en el momento en que comenzó a recibir pedidos de Kelme; y que dejó de pagarles en cuanto Kelme dejó de pasarle pedidos. Con eso, reforzó en parte la versión de la acusación, de que Clarí y su socio se lucraron con hasta 600.000 euros gracias a suscribir ese mal acuerdo para Kelme. El planteamiento de la acusación es que Clarí era consciente de que el contrato que promovió y firmó era perjudicial para Kelme, en un momento en el que la compañía estaba al borde del concurso de acreedores. El juicio seguirá en febrero con nuevos testigos.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats