El Patronato del Palmeral se reunió ayer en el Ayuntamiento por primera vez en una sesión abierta al público y por primera vez desde hace diez años bajo la presidencia del conseller de Cultura, puesto que desde 2006 quienes han ostentado ese cargo han excusado su ausencia a las reuniones. Ayuntamiento y Conselleria quisieron dejar patente un«cambio de rumbo» en la gestión del Palmeral -que cumplía precisamente quince años como Patrimonio de la Humanidad- y en la lucha contra la plaga del picudo rojo y la paysandisia, con una apuesta mayor por la prevención y el tratamiento de palmeras infectadas como estrategias preferentes a la tala y destrucción. En ese cambio de rumbo, el conseller de Cultura, Vicent Marzà, tendió la mano a una reforma de la ley autonómica por la que se regula la tutela del Palmeral (que se remonta a 1986, antes de la protección por parte de la Unesco) y el alcalde, Carlos González, reclamó «que se blinde jurídicamente el Palmeral de Elche frente a las amenazas, normalmente urbanísticas, que desde siempre se ciernen sobre nuestros huertos» concretrando después que pretende generar un conjunto normativo con la ley y con un plan especial que impida construir en los huertos de palmeras y «cierre definitivamente el debate».

Si el conseller se comprometió a «adaptar las leyes que hagan falta» para mejorar la conservación, también incidió en ello el edil de Urbanismo, José Manuel Sánchez, quien concretó que ese plan especial de protección tendrá que tener en cuenta las características de cada huerto -ya que en algunos hay dotaciones educativas o deportivas-: «La filosofía es la de máxima protección urbanística para los huertos, aunque habrá que adaptarse a la realidad actual», aclaró.

Por su parte, el edil de Sostenibilidad, Antonio García, introdujo otros tres elementos que deberían contemplarse en la ley, en concreto, reconocer el Palmeral como elemento vivo que se ha de mantener y conservar (lo cual tiene unos costes importantes, por lo que se han de articular ayudas para las administraciones públicas pero también para la propiedad privada, según dijo), enfocar la ley al mantenimiento de elementos físicos y culturales que acompañan a las palmeras (es decir, proteger también los huertos, la red de caminos o de riego, y también los usos y oficios relacionados con el Palmeral) y aprovechar la reforma para contemplar la participación de más sectores o asociaciones implicados en la conservación.

En este sentido, la reunión también sirvió para exponer el estado actual del Palmeral y sobre todo de las dos plagas que hoy por hoy amenazan su supervivencia (la del picudo rojo y la de la paysandisia) o para exponer cuál es la nueva hoja de ruta en la gestión. Los expertos no dibujaron un panorama optimista e incluso mencionaron que «mucho hay que correr» para no perder un 3% del Palmeral al año, dado que las plagas están afectando a los ejemplares más pequeños en mayor medida y eso dificulta que se vayan reponiendo las palmeras más altas y por tanto también más antiguas.