Pulmón verde, hogar de la palmera más alta (La Centinela, con 25 metros, tras fallecer recientemente La Golondrina) y también muy popular por su pequeño estanque para aves, además de por el Molí Real, este emblemático «oasis», no obstante, requiere aún de pequeñas intervenciones para que presente una cara óptima. Su conservación es, en líneas generales, bastante buena, aunque hay detalles que afean bastante el entorno
Así por ejemplo, la puerta secundaria de acceso más próxima al Museo Arqueológico y de Historía de Elche (MAHE) está cubierta de pintadas, al igual que algunos muros nada más acceder al parque. Los juegos infantiles presentan en general un cierto abandono y precisan de una mejora evidente.
También están pintarrajeadas algunas mesas y asientos de obra, así como una fuente cercana al estanque, donde se encuentran patos, palomas y algún que otro cisne.
Intervenciones vecinales
Las distintas estatuas están bien conservadas, los aseos públicos no están mal, aunque precisan de una actualización. De hecho, hace un mes un vecino, en su intervención ante el pleno, pidió que se mejorara su limpieza y parece que se ha actuado en consecuencia.
Precisamente, en la sesión plenaria de ayer en el Ayuntamiento, un vecino, que tomó la palabra para intervenir en el pleno, aseguró que sí existe vandalismo en el parque, sobre todo en la «patera», como lo llamó el edil de Medio Ambiente, Antonio García, quien reconoció que hay actos vandálicos puntuales y también, por otro lado, debido a la acción de roedores.
El vecino interviniente denunció que, de cerca de 80 patos, quedan unos 16, que se rompen las papeleras y que faltan medios técnicos para las brigadas. «¿Qué imagen se le da al turista que viene?», reflexionó el ciudadano.
Antonio García indicó que no se podía dotar de vigilancia 24 horas a la zona de los patos, pero al tiempo avisó que es probable que este enclave con animales no sea compatible con la legislación autonómica. De hecho, el Ayuntamiento ha hecho una consulta a la Generalitat para ver si se está cumpliendo con la normativa sobre núcleos zoológicos. A juicio del edil, deben primar en este caso criterios de integridad y bienestar de los animales, además de luchar contra plagas y hacer, cómo no, un llamamiento al civismo ciudadano.
En cualquier caso, a poco que uno se dé una vuelta por el Parque Municipal encontrará a los operarios municipales regando o retocando algunos conjuntos florales; adultos vigilando a los pequeños en las zonas infantiles o persiguiendo a las palomas; personas mayores leyendo o sentados en un banco; y visitantes contemplando los distintos lugares que componen este agradable espacio.
Tal y como informa Visitelche, sus seis hectáreas agrupan los huertos del Colomer, Real, Mare de Déu y Baix. La mayor parte de esta superficie fue legada en 1661 por su entonces propietario, Nicolás Caro, a la patrona de la ciudad, la Virgen de la Asunción, a través de un vínculo testamentario.
Fue el primer jardín público que se creó en la ciudad, en el año 1946, con una extensión inicial de 20.000 metros cuadrados. Desde entonces es uno de los entornos más mimados y más queridos por los ilicitanos, un parque del que Elche se muestra orgulloso.
