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Un puente hacia la integración

La Fundación Defora enseña a 14 discapacitados psíquicos a elaborar calzado y bolsos

Los instructores enseñan a los usuarios un oficio y también otras tareas esenciales. INFORMACIÓN

La inserción laboral como vía hacia una colectividad completa con igualdad de oportunidades para todos. Es la teoría grabada a fuego por la que lucha la Fundación Defora ajustada a la práctica más factible en su hábitat: enseñar el oficio zapatero en Elche.

Con corta vida, pero enorme corazón, la asociación instruye desde el pasado mes de enero a un grupo de jóvenes con discapacidad psíquica con el cometido tan fundamental de servir de trampolín para hacerles disfrutar de una vida plena.

Su sede en la carretera de Matola trasciende la apariencia de taller de calzado y bolsos con marca propia y un producto de calidad manufacturado por los 14 usuarios que dan sentido a la idea de María Ángeles Brotons.

«Me preocupaba el futuro de mis dos hijos con discapacidad y como yo soy zapatera busqué ese camino para que personas como ellos aprendan una profesión y sepan manejarse en el día a día», explica la diseñadora y madre de Defora, quien también pretende tender su mano a disminuidos físicos y sensoriales.

El afán de superación es la gasolina de un proyecto inmerso en un proceso en que otras compañías ilicitanas del sector participan en el ensamblaje final de las piezas y que ya han mostrado interés en elaborar colecciones conjuntas.

Defora ya enamoró el mes pasado a los trabajadores de Hewlett-Packard (HP) en la jornada solidaria que la prestigiosa empresa celebra cada año en Barcelona para premiar iniciativas altruistas con importantes impulsos económicos como el que la fundación ilicitana recibió el pasado mes por su función.

Las cuatro horas diarias de mano de obra se completan con tareas de cocina, agricultura, limpieza o administración para lograr la total independencia de unos chicos que han creado una hermandad. «Es muy agradable comprobar cómo los usuarios que llevan más tiempo con nosotros enseñan a los nuevos que llegan. Es una motivación para ellos y también para nosotros», señala Brotons sin olvidar mencionar que poseen cabida para más personas a las que ayudar a superar obstáculos sociales. La labor de la Fundación Defora es mucho más que un simulacro para preparar a las personas que albergan bajo su paraguas sobre lo que les espera «ahí fuera» y todas ellas entran dentro de una cadena de trabajo real y completo que culmina en la comercialización de lo que se empieza en el centro ubicado en la partida ilicitana de Algorfa.

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