Pocos minutos después de despegar del Aeropuerto de Alicante-Elche, una avioneta con seis ocupantes pide a la Torre de Control volver a aterrizar. La pérdida de potencia de un motor obliga a regresar a tierra y acaba causando un accidente con varios fallecidos y el resto de tripulación y pasajeros heridos graves. A consecuencia del impacto, y aunque la aeronave no porta mercancías peligrosas más allá del queroseno necesario para despegar, se incendia parte del fuselaje por la pérdida de combustible. Ese es el escenario con el que se encontraron ayer los servicios de emergencias, trabajando en un simulacro que intenta poner a prueba los protocolos, la distribución de tareas, los procedimientos y los mecanismos de respuesta ante un accidente de estas características si se diera en la realidad. Porque lo de ayer no era más que un ensayo, aunque de lo más real, ya que se emplearon figurantes que representaron el papel de víctimas y fuego real en la aeronave.

El simulacro general de accidente aéreo se llevó a cabo para evaluar el plan de autoprotección y poner a prueba la capacidad de respuesta y coordinación de los distintos servicios que intervienen, y que ayer fueron efectivos de la Guardia Civil, de Policía Nacional y Policía Local de Elche, Bomberos de San Vicent del Raspeig y del área operativa del Baix Vinalopó, el centro de coordinación de emergencias 112 de la Generalitat Valenciana, el servicio de emergencias sanitarias de Alicante, DYA, Protección Civil y Subdelegación del Gobierno, además del personal de Aena y de las empresas que trabajan en el Aeropuerto. Cada uno debe saber cuál es su papel y el engranaje debe funcionar a la perfección, de ahí la importancia de realizar ejercicios que comienzan pulsando el botón de alarma de la Torre de Control para dar aviso al Servicio de Salvamento y Extinción de Incendios, tal y como ayer explicaron desde Aena. Constituir un centro de operaciones con un puesto de mando principal que centralice la coordinación y un puesto de mando avanzado en el lugar del accidente es el siguiente paso, mientras se extingue el fuego y se coordina la llegada de ambulancias y el traslado de heridos a los hospitales. Además, ayer se activó una «sala de familiares» en la que se acogería a los afectados para darles información y atención, de acuerdo con los protocolos de atención para víctimas y familiares de accidentes de aviación civil que marca la normativa.

El simulacro es necesario para cumplir con la normativa OACI (Organización de Aviación Civil Internacional) en lo referente a planificación de emergencias de aeropuertos, pero también es preceptivo de acuerdo a las legislaciones y normativas nacionales, autonómicas y locales, además de que obedece al «compromiso de Aena con un servicio seguro y de calidad».