El pasado 21 de mayo, el mercado provisional abría sus puertas. Tras estos seis meses, los minoristas que fueron reubicados están contentos por vender en unas instalaciones nuevas, pero, a la vez, inquietos por saber si finalmente Aparcisa podrá llevar adelante su proyecto para levantar un nuevo edificio que sustituya al actual y ofrecer nuevos servicios, entre ellos un aparcamiento subterráneo de casi 300 plazas que consideran imprescindible. La mercantil y estos placeros se están encontrando la oposición del equipo de gobierno, que desde antes de las elecciones municipales de mayo ya dijo que no quería que se derribara el tradicional inmueble y que prefería la renovación del actual. Parece que los técnicos tendrán la última palabra puesto que la concesión ya fue adjudicada durante el anterior mandato, por el PP, y hay un contrato ya firmado para acometer estas obras, la protección de los restos arqueológicos, así como para la peatonalización del centro. J. M. G.