En el año 2011 cumplí seis años como director del Festival Medieval, así que pensé que era ya tiempo de cerrar esa etapa, porque nadie debe intentar permanecer demasiados años al frente de un cargo cultural, y menos aún de un festival, que es algo vivo. Bien es cierto que ese año 2011 entró un nuevo gobierno en el Ayuntamiento, y algunas señales del Consistorio de entonces ya no eran muy halagüeñas.

Sin embargo no escribo aquí para hacer leña del árbol caído, pero la verdad es que nunca entenderé que al plantear mi relevo, la Concejalía de Cultura nunca se avino a una rueda de prensa u otra plataforma, donde yo hubiera querido hacer un balance de los seis años, agradecer a la ciudad y ciudadanos de Elx su apoyo, y desear suerte al futuro director. Pero nada de eso me fue posible.

Algún día lo será. Ahora, una vez transcurrido el Festival en su reciente edición, que el nuevo equipo de gobierno municipal ha heredado del anterior Consistorio, parece el momento oportuno, para reflexionar, al menos planteando algunas urgencias.

Es momento de pensar

También es cierto que un reciente artículo del amigo Antonio Amorós, del que por cierto propicié la programación fuera de Elx de su interesante L´Angel de l'Apocalipsi, ha iniciado esa reflexión señalando su necesidad. Espero que se produzca la ocasión, pero aprovecho el momento para matizar una observación suya, menor, pero digna de ser completada.

Amorós echa de menos los seminarios en torno al festival y a propósito del Misteri. Acierta en señalar su interés, pero no en lamentar su desaparición. Al menos durante los seis años de nuestra dirección hubo seminarios. Los primeros dos (2006 y 2007), organizados por el Festival, aunque después la experiencia aconsejó ubicar esa actividad en el lugar natural que es una Universidad, en este caso la de la ciudad, la Miguel Hernández, y en su Càtedra Misteri d'Elx. Así creímos que asegurábamos la continuidad del estudio del Misteri (como ocurrió del 2009 al 2011), más allá de los cambios de opinión que pudieran decidir los nuevos directores.

Pero pasemos a lo que nos mueve hoy a escribir este artículo. Pues ya es momento, -después de 25 años, desde que el fallecido Luis Quirante lo puso en marcha-, de hacer el listado de temas que urgen, aún teniendo un año por delante para encararlos y resolverlos.

Algunos temas pendientes

Existe el tema de la edición anual o bienal del festival, pero cuantificando y valorando todos los efectos culturales, económicos y sociales que suscita un festival en la propia ciudad, sus artistas y su comercio, esto es, en su relación con la marca Elx. También habría que valorar la producción propia del festival de espectáculos (como ocurrió con la ilicitana Otra Danza, sobre un texto medieval de Fenollar), que luego llevan fuera el nombre de la ciudad. Otro tema sería que un Festival puede ser una magnífica ocasión para que los ciudadanos de Elx vean espectáculos y de difícil programación el resto del año.

Y en suma, se trata de pensar la relación entre tres realidades, de las que no se puede prescindir de ninguna: el Misteri, el Festival y la ciudad.

Hay que pensar el futuro

Todo ello justifica la necesidad de un proceso de reflexión no vinculante pero aconsejable. El nuevo Ayuntamiento puede y debe iniciarlo, buscando así líneas de acción. Y pienso que la primera sería aplicar, como se está haciendo en el resto de instituciones progresistas, el Código de Buenas Prácticas, y sacar a concurso/programa la dirección del Festival.

Porque si el Misteri es la herencia y joya heredada del pasado, que sin duda (conociendo a los ilicitanos) tiene asegurada su pervivencia, el futuro es algo que afecta a todos los habitantes de una ciudad, y es por eso una responsabilidad política.