Elche se echó ayer a la calle para venerar al patrón del gremio con más arraigo en la ciudad. La imagen de San Crispín, alzada al cielo en procesión, estuvo custodiada por millares de ilicitanos que, otro año más, dedicaron la mañana dominical para celebrar la festividad local.

El cambio horario realizado un rato antes no despistó a unos visitantes que desde temprano aguardaron la aparición del santo y ocuparon los alrededores de la ermita a la que da nombre San Crispín con paciencia para expresar una devoción demostrada con creces en la tradicional romería y consumada en la misa oficiada a las puertas del templo ubicado en el Polígono de Carrús por el reverendo Miguel Navarro Tomás, de la parroquia El Buen Pastor de Elche.

También con el acto de bendición de las chinchetas, tachuelas utilizadas antigüamente en la elaboración de los zapatos, repartidas entre los presentes a modo de halagüeño ritual.

Otra iglesia, la de la Madre de Dios, donde el patrón del calzado ya fue conmemorado ayer con una ofrenda floral, fue el multitudinario punto de salida de una ruta que recorrió las vías Emilio Sala Hernández, Pascual García Rocamora, Emilio Hernández Selva, Profesor Francisco Tomás y Valiente, Hermanos Navarro Caracena, Diego Pascual Oliver y la Avenida de Novelda.

Tras la eucaristía, muchos de los asistentes aprovecharon para disfrutar de otra tradición: el almuerzo en familia a base de coca. Un plato que cada año se presenta en más variedades, aunque la especialidad de molletes y sardina volvió a ser la más degustada.

También se cocinó una paella gigante y las tómbolas y los puestos de dulces, juguetes, ropa completaron la oferta de la jornada de San Crispín.