En 1265, las tropas aragonesas lideradas por Jaume I entraban en Elche, solicitadas por el rey Alfonso XI, para sofocar la revuelta con que los musulmanes se habían adueñado de la villa y sentar las bases de lo que sería, tres décadas después, una ciudad libre e integrada en el Reino de Valencia.

Por ello, en el 750 aniversario de estos hechos, el Institut d'Estudis Comarcals del Baix Vinalopó (IECBV) organizó ayer una visita guiada reviviendo los pasos del conquistador a su llegada a la localidad ilicitana.

No obstante, la ruta, iniciada a las 10 horas desde el mirador del puente de Altamira, ofreció mucho más que crónicas de batalla al cerca de medio centenar de vecinos que dedicaron la jornada matinal del sábado a empaparse de las raíces autóctonas y todo lo que las ha envuelto durante miles y miles de años hasta hoy.

Héctor Càmara, profesor de Filología Catalana en la Universidad de Alicante, fue el encargado de contextualizar y cargar de interés un trayecto ya existente más de siete siglos atrás. Las herencias culturales, los primeros pobladores o el eje vertebrador que constituyó el río Vinalopó fueron algunas de las descripciones que aderezaron el itinerario, compuesto por un total de ocho paradas y que narró desde la creación de los baños árabes en el siglo XII, hasta finales del XVII, con la puesta en marcha de la construcción del actual templo de Santa María.

El siguiente alto en el camino se ubicó en el Molino del Real, una de las más antiguas edificaciones de la zona. La acequia mayor del pantano recibió especial atención y sirvió de pretexto para desgranar la organización de las plantaciones y la particular forma en que se gestionaban los terrenos y el agua.

Tras atravesar el Parque Municipal y sus huertos, con mención a la curiosa cesión de las propiedades allí localizadas que el doctor Nicolás Caro cedió a la Mare de Déu, quien a día de hoy aún es la poseedora oficial, se alcanzó el Palacio de Altamira, la Calahorra y la basílica de Santa María, en ese tiempo mezquita convertida, con la aparición de Jaume I, a iglesia cristiana, después de la expulsión musulmana que originó el barrio hoy conocido como El Raval. También se recordó el Misteri d'Elx.

Al paso por el Carrer de La Fira y el Carrer Major de la Vila se aprovechó para ubicar a la primera clase noble, asentada en estas vías e introducida a la ciudad al tiempo que lo realizaba el conquistador aragonés.

Siete siglos y medio después, la memoria histórica continúa intacta en todo el Baix Vinalopó gracias a iniciativas como esta promovida por el IECBV.