Tres edificios en las calles Boniol y Arcipreste Torres han sucumbido ya al peso de los excrementos y restos de palomas. Eso es lo que se han encontrado los propietarios cuando se han desplomado los falsos techos y las placas de escayola: heces de aves, esqueletos de palomas, restos de nidos... A base de cubos limpian los lugares a los que tienen acceso, pero temen que se desplomen otras habitaciones o que los pájaros regresen y vuelvan a causar el mismo problema.