La Conselleria de Cultura va a estudiar al detalle la situación de los restos arqueológicos desenterrados a principios del pasado año junto al Mercado Central de Elche, con el objetivo de lograr que se preserven con las mayores garantías, independientemente de que se acometa o no el proyecto privado del nuevo complejo de abastos.
Este análisis de la situación comenzará prácticamente a la vuelta de las vacaciones e incluirá también sopesar cómo deberían hacerse las nuevas catas arqueológicas en el interior del actual edificio, algo que el concejal de Urbanismo, José Manuel Sánchez, da por hecho que se acometerán tanto si finalmente se tira abajo el inmueble, como si sale adelante la opción de la remodelación, cuestión esta última con la que está a favor el actual tripartito (PSOE, Compromís e Ilicitanos por Elche) en el gobierno del Ayuntamiento.
En principio, de cara a septiembre u octubre está previsto que se trasladen a Elche no sólo técnicos de la Conselleria de Educación, Investigación, Cultura y Deportes, sino también el propio secretario autonómico, Albert Girona, y la directora general de Cultura y Patrimonio, Carmen Amoraga, que ya tuvieron una primera aproximación a la cuestión hace dos semanas.
La idea es que técnicos y políticos de Valencia y de Elche mantengan una reunión en el Ayuntamiento ilicitano para que el personal de la conselleria tenga acceso a toda la información referente a los restos arqueológicos, así como a buena parte del expediente sobre el Mercado Central.
Cabe recordar que cualquier actuación sobre este inmueble precisa de unas nuevas catas que Patrimonio debe autorizar y monitorizar, por lo que es imprescindible su permiso previo antes de tocar ninguna piedra más tanto en el yacimiento anexo como en la zona soterrada del edificio.
El 31 de marzo de 2014, el anterior equipo de gobierno del PP dio a conocer que en la plaza de la Fruita se encontraban unos segundos baños árabes. Los restos islámicos en este enclave corresponderían a una zona de aguas donde había un «caldarium», con distinos espacios de baño con agua caliente, templada y fría, con sus correspondientes letrinas y lo que hoy serían vestuarios.
En su día se informó que los restos corresponden a unos baños árabes del siglo XI y que posteriormente, a partir del siglo XV, una de las zonas, al parecer, se destinó a otros usos.
Cultura, a buen seguro, precisará certificar éstos y otros detalles, así como si la actual cubierta sobre el yacimiento es correcta o precisa de otra cubrición.
De igual modo, en el proyecto previsto por la iniciativa privada para reordenar la zona del Mercado Central, debe estar recogida la musealización de estos restos islámicos, algo que también debe contar con el visto bueno de la Conselleria de Cultura.
Los técnicos deben, por tanto, confirmar si los restos arqueológicos que se encuentran al aire libre están bien protegidos o se debe acometer alguna acción añadida, según siempre fuentes municipales.
En este sentido, añaden que cabría la posibilidad de que los expertos, si así lo estiman oportuno, pudieran solicitar para la zona excavada la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC).
En cuanto a las nuevas catas, todavía por ordenar, éstas podrían aclarar si bajo el actual Mercado existen más restos árabes, algo que el anterior equipo de gobierno del PP ya dijo en su día, a partir de informes técnicos, que veía muy difícil.
Pero en el caso de que así fuera y de que se lograra una mayor protección para el actual yacimiento, peligraría enormemente la posible realización de un aparcamiento subterráneo de 300 plazas previsto bajo el actual edificio y al que se opone, entre otros colectivos, el actual equipo de gobierno.
