Sólo cabía ver la emoción reflejada en los rostros e incluso en las lágrimas de muchos ilicitanos para comprobar hasta qué punto se lleva en el interior el Misteri d'Elx.
Y es que es casi imposible no sentir nada, permanecer impasible, no verse afectado en el alma. Al menos en la secuencia desde que sale el aparato de la Coronación y se hace Reina de los Cielos a la Virgen de la Asunción, hasta que cantores y escolanos salen por el Andador definitivamente.
Las miradas puestas en lo alto, la lluvia de oropel, el movimiento ascendente de los aparatos aéreos, las cohetàs, los aplausos incansables, los «visca la Marededéu» y sobre todo los portentosos sonidos del órgano, hacen que casi todos se estremezcan en el templo.
Es muy emocionante estar allí en esos momentos irrepetibles, en los que el pueblo de Elche muestra su amor por la Virgen y a la que acompañan en su trascendencia final a los cielos. Es La Festa, segunda y última parte del Misteri d'Elx, que ayer cerraba un nuevo ciclo de agosto con una nota por encima de sobresaliente y un cierto apenamiento por el hecho de que haya que esperar otro año para revivir tanta agitación.
Cinco siglos de tradición se volvieron a poner ayer en escena, una representación en honor a la Patrona donde tras asistir a su muerte serena acaecida el viernes, ayer se presenció su Asunción y Coronación. La segunda parte del Misteri se retoma prácticamente cuando cuatro de los apóstoles invitan al cortejo de la Virgen, en el Andadaror, a que asistan al sepelio de María.
San Pedro entrega a San Juan la palma que reposa sobre María y le pide que la lleve abriendo el cortejo fúnebre cuando llegue el momento. Tras exequias y el salmo In exitu Israel d'Egipto, aparecen en escena los judíos quienes, con desagrado, descubren a los apóstoles velando a la Madre de Jesús.
Con la intención de robar el cuerpo, se enfrentan al Apostoloado en uno de los momentos más hipnóticos de la escenificación.
Un judío llega al cuerpo de la Virgen, pero se queda paralizado, con las manos en alto, al igual que el resto de la turba. Caen de rodillas, claman por su perdón y, tras reconocer la virginidad de María y aceptar su conversión, todos quedan liberados con la palma dorada, en señal de bautismo.
Llega el momento del entierro. El cuerpo de la Maredeu es bajado al interior de la sepultura (un hueco en el Cadafal lo simula) y se abre el Cielo, desde donde desciende el Araceli, anunciando la resurrección con la promesa del reencuentro entre Madre e Hijo. Tras llegar al suelo y cambiar el ángel central del Araceli por la imagen de la Patrona, ya sin mascarilla mortuoria, comienza la Asunción.Entonces, en su ascenso, a mitad de trayecto, aparece Santo Tomás, el último de los apóstoles en llegar, que pide el perdón de la Madre de Dios. El momento cumbre está a punto de suceder.
El Cielo se abre nuevamente y desciende la Santísima Trinidad en el aparato conocido como Coronación. Superpuesto éste en el aire sobre el Araceli, el Padre Eterno deja caer la corona imperial hasta la Virgen para hacerla Reina de la Creación. El es punto culminante. La Virgen ha resucitado en cuerpo y alma para ser coronada en el cielo. El oropel se precipita, los aparatos aéreos y los aplausos suben, la Capella interpreta el Gloria Patri, el órgano vuelve a inundar el templo, las lagrimas afloran.
Sensación única
Los que salieron ayer de Santa María lo hicieron a buen seguro en mejor estado y paz interior quecomo entraron. Creyentes o no creyentes, los asistentes abandonaron el templo emocionados en mayor o menor intensidad. Y esas sensaciones tan particulares sólo las provoca el Misteri d'Elx. Por eso y por mucho más es Patrimonio de la Humanidad. De Elche y de absolutamente todos.
Con una sensación de haber llegado a la perfección, tras un broche de oro excepcional, la basílica acoge hoy la misa en memoria de funcionarios y festeros difuntos. El lunes, 31 de agosto, tendrá lugar la Salve en honor a la Virgen de la Asunción por la Agrupación Coral Dama de Elche.
Al finalizar, desde la Torre del Campanario se disparará la palmera fin de mes.
