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Un esfuerzo que merece la pena

Las Reinas y damas mayores e infantiles de Elche viven esta semana intensamente y con una agenda frenética

Ocho menos diez de la mañana. El despertador toca, y aunque sólo han dormido apenas cuatro horas, toca levantarse. Tanto para Desiré Pacheco, Reina de las Fiestas de Elche; como para sus damas, Soraya Tena y Jennifer Torres, no supone ningún esfuerzo. Tampoco lo supone para la Reina infantil, Cristina Amorós; y sus damas, Teresa Bonmatí y Carolina Soler que también se acostaron tarde y tuvieron que madrugar. Eso aseguran ellas.

Están viviendo una semana frenética, pero es lo que toca, y lo hacen con muchas ganas porque, como ellas mismas dicen, «esta experiencia es única».

Las acompañamos en un día de festejos y comprobamos cómo no paran. Hay que madrugar para poder arreglarse y ser puntuales al primer acto oficial. Sólo vestirse (con el traje regional) y peinarse a las mayores les pude suponer más de una hora, y eso que suelen dormir con el pelo recogido en una cola para que al día siguiente no cueste tanto hacer el moño. Así que, a pesar de acostarse tarde, como les ocurrió la noche del lunes al martes (que se recogieron sobre las 3.30 horas de la madrugada), tienen que estar listas a la mañana siguiente. Ayer, el primer acto oficial fue un almuerzo a las 11 en el colegio Ferrández Cruz con la Asociación Festera de Moros y Cristianos al que acudieron vestidas de calle. Tras ese acto se fueron al hotel Huerto del Cura para cambiarse y vestirse con el traje regional. Y de ahí, al siguiente acto, primero el Racó de la Gestora y después visita a diferentes racós, entre ellos el de Información TV. A las 14 horas, la mascletá, que pudieron ver desde los balcones de la Mutua Maz. Y después de la intensa mañana, un descanso para comer. Ayer no tenían ninguna comida oficial así que pudieron descansar en el hotel hasta la tarde cuando se prepararon para participar en el desfile más multitudinario de las fiestas, la Charanga. Tras el acto humorístico, cena en Altabix en su recorrido diario por las diferentes comisiones festeras. Así que anoche tenían previsto, de nuevo, acostarse a las tantas. Y hoy, vuelta a empezar con el madrugón y una intensa jornada.

Ilusión

A las ajetreadas jornadas de estos días se les suma el intenso calor así que la labor de representación que deben hacer se complica aún más, pero a estas jóvenes y niñas no les importa, lo llevan bien, dicen, porque «cuenta más la ilusión que tenemos de vivir las fiestas que el calor que pasas». Lo soportan, eso sí, «bebiendo mucha agua» y sin soltar el abanico que se convierte en un complemento indispensable, explica Desiré Pacheco.

Al final del día, todo el esfuerzo ha merecido la pena, aseguran las jóvenes porque «nos sentimos afortunadas de poder vivir intensamente las fiestas». El cansancio acumulado, como dice la representante infantil, «se olvida».

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