El ilicitano Raúl Gil Molina ha emprendido una huelga de hambre en la cárcel La Joya, en Panamá, donde cumple una condena de seis años y ocho meses por tráfico de drogas. El reo, junto a otros dos compañeros españoles, que también permanecen en esta prisión, ha iniciado la protesta para denunciar las condiciones de insalubridad con la que se ven obligados a convivir. Además, pretenden presionar a la embajada española para que agilice los trámites de sus traslados a cárceles españolas.
Y es que los españoles aseguran están viviendo en condiciones «infrahumanas» rodeados de suciedad y sin espacio para poder moverse. Según indicaron familiares del reo ilicitano, «la situación es insostenible, no entendemos cómo la embajada española, que conoce el problema, no actúa para que puedan venir a cumplir su condena a una cárcel española».
Raúl Gil ha emprendido varias protestas con sus compañeros españoles Manuel Marcos y Juan José Mari. La última huelga de hambre la iniciaron hace unos días con un objetivo claro: «Denunciar el desamparo y la falta de respuestas por parte de la embajada, ante la grave situación que están sufriendo de salud».
Los familiares del ilicitano denuncian que «no se haga nada para acabar con esta pesadilla, ya que están sufriendo ellos que están allí y nosotros aquí, ya que cada vez que conseguimos ponernos en contacto con él, que no es fácil, nos dice lo mal que lo están pasando».
Por eso las familias de Raúl, y de otros dos presos españoles, reivindican el traslado a España para que puedan cumplir las condenas en prisiones que reúnan unas mínimas condiciones de habitabilidad. «Están pasando hambre, una vez a la semana les dan un menú de arroz con plátano y le mandamos dinero para que coma el resto de la semana», explica Danta, familiar de Manuel Marco, que es natural de la localidad valenciana de Turís, quien también denuncia la falta de asistencia médica que tienen los reos de la prisión panameña.