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La danza irrumpe en el convento

La compañía ilicitana OtraDanza produce «Pols», un espectáculo creado ex profeso para ser representado en la capilla de las Clarisas

Los bailarines ensayaban ayer la obra con la que llevan la danza al convento de las Clarisas. ANTONIO AMORÓS

Es un espacio intimista, en el que ya se han realizado conciertos, obras de teatro, recitales, exposiciones... y al que ahora llega la danza. Por primera vez, la antigua capilla del convento de las Clarisas, reconvertido en espacio cultural, acogerá este fin de semana un espectáculo de danza y, además, creado para la ocasión.

Las coreografías llegan de la mano de la compañía ilicitana OtraDanza que ha preparado el espectáculo «Pols», con la muerte como tema principal. «Todo, sin excepción alguna, es materia», indicaron ayer desde la compañía, desde donde también destacaron que «la materia no se destruye solo se transforma». La directora de la compañía Asun Noales explicó, durante uno de los ensayos, que «trabajamos el tema de la muerte como final del ciclo vital, con cuatro bailarines en la escena».

OtraDanza va a ser la primera compañía de danza en actuar en Les Clarisses. El programador del espacio, David López, destacó que «Pols» es una creación totalmente nueva, «creada expresamente para la capilla de las Clarisas, un lugar con un encanto propio, con lo que seguimos la línea de espacios inéditos».

Asun Noales aseguró que «el convento trasmite paz, ya que se crea una atmósfera que da el propio lugar». En este sentido, la coreógrafa ilicitana dijo que «abrir estos espacios como centros culturales es muy interesante, ya que da pie a experimentar con el lugar. Se trata de espacios que invitan a crear espectáculos vivos».

En este sentido, OtraDanza ha preparado una puesta en escena especial, que el público percibirá desde antes de llegar a ocupar sus localidades. Los cuatro bailarines, Asun Noales, Saray Huertas, Salvador Rocher y Sebastián Rowinsky, ya estarán en la capilla cuando se abran las puertas del centro cultural.

Además, las butacas se han colocado rodeando la escena para que los asistentes se sientan parte de un espectáculo intimista y en el que no va a existir la «cuarta pared». La música, compuesta por Arvopärt, se adapta al entorno y cuenta con una gran carga espiritual, aunque también incluye matices electrónicos.

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