A raíz de los daños que causó la pequeña tormenta del pasado domingo por la tarde en la plaza del Congreso Eucarístico, cuando dos farolas fueron arrancadas al estar atadas mediante cables a las carpas del festival gastronómico «Con todos los sentidos», dos farolas fueron arrancadas las cuales fueron desmanteladas por las fuertes rachas de viento, se ha vuelto a poner en cuestión el estado del firme de este espacio abierto junto a la basílica de Santa María.
Que presenta diversos y cuantiosos desperfectos no es ningún secreto. Los clientes y propietarios de negocios del entorno lo saben de sobra y desde hace años. La anterior corporación, gobernada por el socialista Alejandro Soler en coalición con Compromís, llegó incluso a tener previsto un plan de intervención, aunque no se dieron las circunstancias para ejecutarlo.
El actual ejecutivo local, encabezado por Mercedes Alonso, tampoco, en estos cuatro años, ha podido o ha querido meter mano al asunto, aunque se siguen contemplando posibles medidas para mejorarlo en lo posible.
Las grietas, los desconchados, las losas partidas, los numerosos agujeros practicados para asegurar carpas, casetas, escenarios y otras instalaciones provisionales jalonan el piso, el cual, todos coinciden en esto, no está en buen estado después de décadas de uso.
No obstante, pese a ser conscientes de ello, la solución pasa por desembolsar una gran cantidad de dinero, algo de lo que precisamente carece el Ayuntamiento de Elche en estos momentos. Una actuación para mejorar el pavimento de la mencionada plaza necesitaría una inversión que no se puede contemplar ahora mismo.
Pero además, existe un gran problema añadido, y es que bajo el suelo se cree que existen restos arqueológicos y veteranas tumbas, por lo que realizar una intervención en profundidad podría complicarse sobremanera, tanto por hacer excavaciones donde puede haber restos humanos como por la posibilidad de que la Dirección General de Patrimonio considere de valor algunas posibles construcciones soterradas.
Además, tampoco se piensa en poner un empedrado nuevo sobre el actual por temor a que todo ceda por el peso.
Así las cosas, pocas salidas parece haber para este enclave emblemático de Elche que se deteriora cada vez más, aunque todavía tiene historia para rato.
