Un edificio de cinco plantas de altura del barrio de Carrús, de la calle Ginés García Esquitino, se derrumbó ayer de forma sorpresiva sin causar heridos de gravedad, según comprobaron los servicios de emergencias que inmediatamente desplegaron un dispositivo para evitar más daños y localizar y atender a las posibles víctimas. Los técnicos del Ayuntamiento inspeccionaron ayer superficialmente el inmueble, descartaron riesgos para otros colindantes y volverán hoy para intentar determinar por qué se colapsó el interior, desde el tejado hasta la planta baja, en una superficie de unos cinco metros por diez que corresponde al salón de las viviendas. El derrumbe se produjo sobre las 17.20 horas de forma súbita, aunque tan solo unos segundos antes los vecinos que estaban dentro escucharon algún ruido que les puso en alerta, tal y como contaban sobreponiéndose al inmenso susto, ya en el exterior. De esa manera lograron salir en el último momento algunos de los ocupantes de un inmueble que, pese a estar totalmente habitado, estaba ayer casi vacío.

Un niño de ocho años y su hermana de 18 tuvieron que ser atendidos por las ambulancias de CICU y DYA que se desplazaron al lugar y trasladados al Hospital del Vinalopó, donde se descartó que estuvieran heridos graves, aunque habían quedado cubiertos de polvo y tierra por la caída de cascotes y se encontraban nerviosos. Una mujer de 30 años fue también atendida por un esguince de tobillo que sufrió al bajar corriendo las escaleras y otra mujer embarazada fue atendida por un ataque de ansiedad, aunque no precisó ser trasladada al hospital según fuentes sanitarias.

En el vecindario se vivieron momentos de mucha tensión ante la incertidumbre de que alguna persona hubiera podido quedar atrapada entre los cascotes, mientras los bomberos del Parque Comarcal del Baix Vinalopó repasaban el edificio desde el exterior con ayuda de un vehículo escalera. Acto seguido accedió por el balcón del entresuelo un perro adiestrado del grupo de rescate, que tras rastrear los restos del derrumbe no dio muestras de haber encontrado a ninguna víctima. Por ello se anuló el apoyo de un helicóptero que llegó a desplazarse a Elche desde el parque central de San Vicent. Los bomberos emplearon posteriormente herramientas para cortar la puerta metálica del bajo del edificio, detrás de la cual hallaron el espacio completamente lleno de escombros.

Numerosos efectivos de Policía Local y Policía Nacional cortaron la calle y atendieron a los vecinos, con la prioridad inicialmente de esclarecer si había personas desaparecidas. Aunque en un primer momento saltó la alarma al haber tres vecinos no localizados, finalmente se pudo comprobar que todos se encontraban a salvo. Casi tres horas después del derrumbe, los bomberos consiguieron poner a salvo también a un perro y un gato que habían quedado aislados en la última planta, mientras las grúas municipales retiraban los coches aparcados en la calle, algunos de ellos afectados por la caída de cascotes.

Protección Civil movilizó también a sus voluntarios para colaborar en el desescombro, que anoche pasadas las 22 horas se estaba produciendo mediante grúas de grandes dimensiones y una brigada de derribo. Los trabajos se centraron especialmente en retirar una parte de la cornisa del tejado, una especie de muro que podría alcanzar las tres toneladas de peso según las fuentes consultadas por este diario y que había quedado fragmentado y con peligro de precipitarse a la calle. Según algunos vecinos, el colapso del inmueble comenzó en esa zona, al caer uno de esos fragmentos hacia dentro e ir agujereando uno a uno lo techos de las viviendas

Alojamiento

Mientras actuaban los servicios de emergencias, personal del Ayuntamiento y de la Policía Local atendía a los vecinos para ofrecerles la posibilidad de alojarse en una pensión, una opción que escogió un matrimonio con un hijo de ocho años. El resto se trasladaron a viviendas de familiares y hoy está previsto que sean atendidos en la Concejalía de Barrios para hallar soluciones tanto para los ocupantes de las cinco viviendas en las que se derrumbó el salón como para los del otro lado del inmueble, a quienes no se permitió volver a sus casas más que para recoger algunos efectos personales y fármacos en el caso de un hombre con una dolencia cardiaca. DYA se encargó de suministrar medicinas para un bebé y los bomberos de recuperar algunos objetos esenciales para su cuidado. Y es que muchos de los vecinos se lamentaban de haberlo perdido todo y de no tener donde vivir después de que les comunicaran que no podrán por el momento regresar a sus casas.