Desde el mando del centro de Inteligencia y Análisis de Riesgos de la Unidad Central de Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades Documentales (UCRIF), el inspector jefe José Nieto conoce bien la provincia de Alicante como uno de los núcleos duros a nivel nacional, junto con Murcia y Almería, en la trata y tráfico de personas. De ahí que la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche le invitara a participar ayer en la II Jornada sobre Violencia de Género «La trata de mujeres, niñas y niños con fines de explotación sexual», organizada por el CIEG (Centro de Investigación de Estudios de Género).

¿En qué consiste exactamente el trabajo de su unidad?

Hay 23 UCRIF en España más la central de Madrid. Es una unidad especializada en investigación sobre tráfico y trata de personas y otros delitos como falsedades documentales, pivotando en la extranjería y sobre todo en la inmigración irregular. En la central tenemos tres grandes patas (contra la trata de seres humanos, contra la falsedad documental y la tercera, que dirijo, Centro de Inteligencia y Análisis de Riesgos) además de hacer de enlace con otros países.

¿Cuál es la diferencia entre trata y tráfico de seres humanos?

Tráfico es la patera; cuando alguien quiere cruzar de forma irregular por un punto no habilitado a otro país y hay otro que le facilita los medios a cambio de dinero. Le busca una barca o un pasaje, y cuando el llegue a la orilla, si llega, se acaba el contrato. En la trata hay alguien que convence a otro para que se mueva de un sitio a otro (no es necesario cambiar de país) con una promesa de mejorar que acaba en explotación sexual, laboral, mendicidad, o extracción de órganos. En el tráfico hay una permisividad por parte de la persona traficada, en la trata hay un engaño o una media verdad a una persona vulnerable (a lo mejor sabe que ejercerá la prostitución, pero no en qué condiciones, o le reclaman una deuda seis veces superior a la que le dijeron y por mucho que trabaje nunca llega a saldarla).

La provincia de Alicante, con puerto, aeropuerto, turismo... ¿es un caldo de cultivo para eso?

Sí, sin duda. En Alicante y en general en el Mediterráneo predominan mucho las mafias rusas y rumanas, que se instalaron hace unos años aprovechando que hay mucha población flotante extranjera y pasan más desapercibidas. La gran población turística fomentó la presencia de muchos clubes de alterne en carreteras secundarias. He estado 16 años en la brigada de Trata y casi pasé más tiempo entre Almería, Murcia y Alicante que en mi casa. En Orihuela hemos trabajado muchísimo.

¿Está la prostitución intrínsecamente ligada a la trata?

Prefiero hablar de explotación sexual, porque la prostitución es voluntaria y no es delito en España. Lo otro sí está muy vinculado a la trata, porque aún estamos en una sociedad que no distingue dónde está el negocio y dónde el ocio. La gente no quiere llegar a ver que detrás de esa mujer hay un negocio y un delito, no se lo quiere plantear.

¿Hay una permisividad de la sociedad con este tipo de delitos, quizás por desconocimiento?

Queremos llegar al cliente (o al prostituidor, como dirían algunas asociaciones de mujeres) para concienciarle de que los 50 euros que le da a una mujer no son para que ella y su familia vivan mejor, sino que van a parar a quienes hacen negocio con ellas y a financiar más viajes de más mujeres en la misma situación, porque si las organizaciones ven que hay demanda, traen la oferta. Hay que quitarse la careta; cuanto más negocio hagan con una mujer, más difícil será que la liberen de la deuda que le reclaman.

Cuando otros ven en la playa a un subsahariano vendiendo gafas de sol y piensan en comprarle por ayudarle, ¿qué ve usted?

Eso empieza en la patera: Hay gente a la que es imposible documentar, no se les identifica jamás y se les da un documento de identidad con el nombre y el país que ellos dicen, de modo que son inexpulsables porque a lo mejor ese país no les reconoce, pero no se les da permiso de trabajo y en ese momento entra la mafia. Les dan mercancía, les ponen a recorrer el paseo marítimo y les dicen que los beneficios que saquen son para ellos, pero si pierden dinero o la Policía Local les interviene los productos los tienen que pagar. Es el mismo engaño, nunca consiguen saldar la deuda. Explotación laboral.

¿Lo mismo para las personas que piden dinero en la calle?

El mismo sistema de la mafia. Si no, ¿por qué está siempre la misma persona en el mismo semáforo o la misma iglesia y a las mismas horas? El dinero que le dan ni lo toca. Intentando hacer un buen gesto se acaba reforzando a quien hace negocio, pues mantendrá sometido a quien más dinero le genere.

¿Y la extracción de órganos se da, o eso es de las películas?

Afortunadamente en España no, porque el protocolo de transplantes es muy rígido y es muy complicado hacer un transplante fuera del círculo legal. Pero en Sudamérica, por ejemplo en Costa Rica, está a la orden del día.

¿Qué le parece cuando oye hablar de la libre circulación, de echar abajo fronteras...?

Es como decir que no exista la propiedad privada, una opinión personal. Pero pertenecemos a Schengen y es nuestra obligación defender sus fronteras exteriores. Un país con unas fronteras seguras es un país seguro, porque no sólo entra gente buscando una vida mejor sino también quienes con ese falso motivo vienen a hacer daño.