Los ayuntamientos de Elche y de Santa Pola van a indemnizar a un grupo de vecinos de Gran Alacant, en el término de este último municipio, por los ruidos generados por los chiringuitos asentados bajo el faro durante los meses de verano.

En concreto, entre las dos administraciones locales deberán abonar cerca de 127.000 euros (63.500 euros cada una) a más de 125 vecinos de la mencionada zona de Santa Pola. Cada denunciante recibirá 1.000 euros (500 de cada administración) en concepto de indemnización por daños y perjuicios.

Así lo avanzó este diario el pasado 15 de octubre y así lo confirmó ayer el concejal de Hacienda del Ayuntamiento de Elche, Manuel Latour, quien señaló que la sentencia es firme y que el caso se viene remontando desde 2009. Latour llevará al pleno del próximo lunes la aprobación de una modificación presupuestaria precisamente por importe de 63.500 euros.

La comunidad de propietarios de la urbanización Carabassí presentó en los juzgados ilicitanos una demanda por «prevaricación ambiental omisiva» contra los dos consistorios al conceder licencias de apertura cada verano a establecimientos de ocio nocturno que ocasionaban según su criterio fuertes molestias cada madrugada por el elevado volumen de la música.

El abogado que se encarga del caso, Roberto Batllés, explicaba hace casi dos años que la zona de chiringuitos y pubs ubicada en el cabo de Santa Pola, en la primera línea de playa que une a los términos municipales de Elche y de la villa marinera, es una zona de servidumbre del dominio público marítimo terrestre que requiere una protección, por lo que la Dirección General de Costas tan sólo permite la concesión de licencias para chiringuitos dedicados a dar servicio de comida y bebida.

Ante ello, los afectados de la mencionada urbanización denunciaron que los ayuntamientos de Santa Pola y Elche consintieron «la apertura de estos establecimientos con una actividad enmascarada que es ilegal al no disponer de autorización y no estar recogida por la ley».

Los residentes de la urbanización Carabassí llevan desde el año 2009 quejándose por problemas ocasionados por el ruido y por el incumplimiento de horarios.