Teresa F. S., la vecina de Santa Pola de 70 años que el lunes por la mañana perdió la vida a golpes en una vivienda de la urbanización Los Limoneros de Elche a manos de su expareja, Luis C. C., dos años menor (quien, antes de dejar una nota autoinculpándose y de ahorcarse, también mató a su excuñada, Natividad F. S., de 64), acudió el 5 de agosto de 2013 a la Guardia Civil de Santa Pola e interpuso una denuncia contra el que aún era su marido relatando que la había empujado por unas escaleras, que la insultaba y vejaba asiduamente y que la había amenazado de muerte. De aquellos hechos resultó absuelto su ya expareja por falta de pruebas.

El lunes por la mañana, y según los indicios que maneja la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Policía Judicial de Elche, Luis mató a golpes con una barra de hierro a las dos mujeres en la vivienda de su exmujer en la calle Jazmín de la urbanización de L'Altet, trató primero de esconder las pruebas limpiando e incluso encendiendo una hoguera y finalmente decidió escribir una nota reconociendo los hechos y ahorcarse. Los cuerpos fueron hallados cerca de las 15 horas por un familiar que saltó la valla de la parcela al extrañarse porque ellas no respondían.

La mujer, que murió junto a su hermana en medio de una escena dantesca, al parecer en una contrucción anexa al chalé, y que se convirtió así en la primera víctima mortal de la violencia de género en España en 2015, solicitó aquel día de agosto de 2013 ante la Guardia Civil una orden de alejamiento que efectivamente se concedió como medida cautelar hasta la celebración de un juicio rápido. Esa misma tarde se realizó una valoración de intensidad del riesgo mediante un sistema automatizado experimental policial (Sistema Integrado de Violencia de Género, -VyDG-), del que se concluyó de acuerdo con los antecedentes y datos relatados que la intensidad del riesgo era «bajo».

Por los hechos denunciados, que Luis C.C. negaba con rotundidad al asegurar que «nunca le había puesto la mano encima» y «jamás la había insultado», el fiscal y la acusación particular solicitaban 12 meses de prisión y la prohibición de aproximarse a ella a 500 metros durante tres años por un delito de malos tratos así como ocho días de localización permanente por una falta de vejaciones injustas.

Tras celebrarse la vista en el Juzgado de lo Penal 1 de Elche, el fallo recoge que «la evidente y mutua antipatía que mantiene por su exmarido» llevaba a dudar del relato de la mujer, además de que su hermana había incurrido en contradicciones en su declaración como testigo y con la propia denunciante. Algo parecido en el caso de las vejaciones injustas, pues según recoge la sentencia, «estando en presencia de dos versiones contradictorias, no existiendo motivo alguno para dar mayor credibilidad a una de ellas, procede dictar una sentencia absolutoria al no existir prueba que permita desvirtuar la presunción de inocencia».

Cuarenta años casados

Cuando se separaron, Teresa F. S. y Luis C. C. llevaban casados más de cuarenta años, no habían tenido hijos en común y regentaban en Santa Pola un bar que antes había llevado la hermana de ella, Natividad. La víctima contaba en su denuncia que desde «prácticamente el inicio» de la relación había venido padeciendo insultos y menosprecios que podrían ser constitutivos de un maltrato psicológico, algo que se había agudizado al asumir ambos el negocio familiar. En el mismo bar aseguraba ella haber sido víctima de «insultos y desprecios», especialmente ante una empleada de nacionalidad colombiana con la que su esposo, según sostenía ella, tenía una relación de carácter casi sentimental.

«Gorda, que no tienes vergüenza ninguna, tonta, inútil, no vales para nada, yo no sé para qué estás en este mundo». Eso es lo que ella le contó a la Guardia Civil que escuchaba de su marido. Algo que, según aseguró, habían presenciado a veces su hermana Natividad y una de sus sobrinas (ambas declararon días después en el juicio). Además de eso contó que él controlaba todo el dinero familiar, que incluso había alquilado sin conocimiento de ella una vivienda que poseían a medias o que tenía en casa una habitación cerrada con llave a la que no le permitía acceder. También aseguró Teresa que hacía poco que su marido le había dicho «Si me haces daño algún día, te mato y me da igual ir a la cárcel»; que en una ocasión le puso la zancadilla y que ella cayó al suelo; o que el 4 de agosto la empujó por una escalera de unos seis peldaños. El parte médico, dijo, lo tiró a la basura. Lo siguiente que ocurrió en los juzgados fue que él presentó una denuncia contra Teresa y contra Natividad por denuncia falsa y falso testimonio. El Juzgado de Instrucción número 5 de Elche incoó procedimiento abreviado, aunque tras haber estado ambas imputadas y analizarse el asunto el fiscal solicitó el sobreseimiento y archivo en septiembre de 2014: El hecho de que el magistrado de lo penal dictara sentencia absolutoria no implicaba que hubieran mentido, sino que no hubo pruebas de lo que declaraban.

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Las disputas judiciales y especialmente el reparto de bienes tras la separación -que supuestamente según algunos vecinos y familiares traía de cabeza al hombre, quien consideraba que se había beneficiado a la mujer y a él le había dejado en la ruina- podrían ser el móvil de los dos crímenes.

El Juzgado de Violencia Sobre la Mujer 1 de Elche se ha hecho cargo del caso, aunque el devenir previsible una vez la Policía Nacional remita las actuaciones será archivarlo, habida cuenta de que el autor confeso de las dos muertes está fallecido.