Después de pasar la noche más fría del recién llegado invierno fueron miles los ilicitanos que se echaron ayer a la calle para acompañar, y dar calor, a la Patrona. Las calles del centro de Elche volvieron a ser un hervidero de gente que se agolpaba al paso de la procesión de la Virgen de la Asunción.
Una gran cohetá, que pasó por todo el recorrido de la procesión, anunció la salida de la Virgen de la basílica de Santa María. El cortejo lo abrieron representantes de las comisiones de fiestas de la ciudad y el Camp d'Elx.
Los heraldos, guiados por el Cantó infantil, siguieron abriendo el paso de la procesión que fue ganando intensidad a la vez que se seguían disparando cohetás al paso de la Virgen.
Cantó, Jerónimo Tripiana, animaba a todos los presentes a exaltar la figura de la Virgen con continuos ¡Vivas! que siempre eran respondidos por los ilicitanos.
Como novedad, la procesión fue presidida por los ilicitanos distinguidos, que fueron María Jesús Soler, Juan Garrigós y Juan Perán.
Además, precediendo a la Virgen actuó el grupo de danzas María Segarra, dando un toque más festivo a la celebración.
No obstante, el momento cumbre del cortejo fue la llegada a cada tramo de la Patrona, que estaba rodeada de una quincena de «angelets» que aguantaron el frío estoicamente, sobre todo, cuando estuvieron parados a la salida de la basílica.
La procesión, cerrada por la Corporación municipal y presidida por la alcaldesa Mercedes Alonso, finalizó en una abarrotada basílica, donde se celebró una misa.
Tras la eucaristía, la expectación se trasladó hasta el puente de Altamira, desde donde se disparó una mascletà como ofrenda a la Mare de Déu.
