Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

María José García Lillo (Crevillent, 1972)

«El campo no es cosa de hombres, las mujeres hacemos igual o más que ellos»

Es la primera mujer en asumir una vocalía en la Junta de Gobierno de una de las comunidades de regantes que integran la Comunidad General Riegos de Levante

María José García Lillo, en uno de sus terrenos. SERGIO FERRÁNDEZ

¿Sabía que, de ser elegida, iba a ser la primera en estas lides?

No lo sabía, me sorprendió. El presidente, Manuel Rocamora Cayuelas, es amigo de mis padres y le conozco de toda la vida. A él y a toda la gente del campo, también por haber estado siempre en el bar que llevaba mi madre y que ahora llevamos dos hermanas y yo («Rocío», en la salida de Catral de la A-7). Nos propusieron a una hermana y a mí que nos presentáramos, querían a alguien joven que conociera de toda la vida la tierra y supiera cuáles son los problemas del campo, y decidí que sí porque la gente joven tiene que implicarse.

¿Cuál es su vinculación con el campo y la agricultura?

He estado toda la vida trabajando con mi padre, desde que era pequeña y me iba con él al campo cuando salía de la escuela. Soy la tercera de cuatro hermanas y era el chico de la casa. Ayudaba a coger olivas, a ir a la almazara... Mi padre ha plantado de todo, olivos, alcachofas, algodón, parral, granados... y me lo han inculcado desde pequeña. Siempre he estado en el campo y cuando mis padres se han jubilado lo he cogido yo. Ahora principalmente tengo plantados naranjos.

¿Le parece que la agricultura es cosa de hombres?

Claro que no, el campo no es cosa de hombres. Las mujeres hacemos lo mismo o más que ellos. Yo he estado regando de noche, fumigando, echando abono... Lo he hecho todo y todos los días se aprende algo más pero no cambio esto por nada, mi padre es mi referente.

Las mujeres siempre han formado parte del trabajo en el campo, que a menudo ha sido cosa de toda la familia, y sin embargo no han estado y aún no están en los órganos de decisión.

Mi madre ha trabajo en el campo, mis tías también... El campo no es nada malo, es algo sano aunque es un trabajo cansado. Pero las mujeres aún tenemos más. Yo trabajo por las mañanas en el bar (y la hostelería es de lunes a domingo) y por las tardes voy al campo, además tengo dos hijos.

¿Qué pueden aportar las mujeres a los órganos de decisión en las comunidades de regantes?

Yo pienso que mucho. Yo puedo aportar lo que sé, lo que veo, lo que oigo a la gente, que al bar vienen muchos agricultores. A mí que sean hombres los demás no me preocupa, he trabajado toda mi vida como ellos. Pero tienes que tener tiempo y las mujeres con el trabajo y con la casa... tienen muchas más cosas que el hombre, pero cada uno saca el tiempo de donde puede con interés y empeño.

¿Cuáles son las necesidades más importantes del campo?

En Crevillent poner el goteo es algo fundamental. Cuando entró a la comunidad Manuel Rocamora había deudas y hasta que no se han pagado esa ha sido la prioridad, pero el agua es lo fundamental. También tendrán que darnos ayudas para ver si poco a poco conseguimos mejorar, porque hoy en día no se puede, todo está muy caro y las cosechas muy baratas. Mucha gente estamos metidos en el campo por cariño, porque nos da pena dejarlo. Yo por ejemplo no voy a dejar perder algo que a mi padre le costó tanto trabajo, pero la mayoría es gente mayor y es necesario que entre gente joven.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats