Apesoelx se creó en 1958 con el fin de romper las barreras de comunicación que a diario sufren las Personas Sordas, para reivindicar unos derechos que, si bien hoy parecen básicos, en la época de creación de la asociación estaban pendiente. Fue un trabajo duro que aún hoy no ha terminado, según explica Francisco Forníes, presidente de esta Asociación de Personas Sordas de Elche y Bajo Vinalopó.

¿En qué momento se encuentra la asociación?

Actualmente está muy viva, con muchos proyectos por delante, y con muchas ganas de continuar luchando. De lunes a viernes tenemos un servicio de mediación social para todas las personas sordas. Cada sábado nos reunimos en el local para poder comunicarnos en lengua de signos, lengua que entre semana usamos solo en ámbito familiar, ya que nuestro trabajo suele ser con personas oyentes Además organizamos juegos, actividades varias dentro y fuera de la sede, jornadas, concursos, etc€ Para las personas sordas de Elche, Apesoelx es como nuestra segunda casa, y cuando nos reunimos nos sentimos en familia.

¿Cuántos socios son?

La cifra se mantiene cada año alrededor de los cien socios. Además, cerca de 200 personas no vienen a nuestra asociación por diferentes motivos: no se lo permite su religión, no son adultos y sus padres no se lo autorizan, etc€ aunque sí son sordos. Aparte, personas en Elche con problemas de audición habrá cerca de 2.000.

¿Qué demandas tiene el colectivo de personas sordas?

Necesitamos que la información nos llegue de manera clara para poder tomar decisiones, ya que si quien interpreta es amigo o familiar, la información puede llegar sesgada y sentimos que no tenemos poder de decisión y que nuestra opinión no es tomada en cuenta. Nos gustaría participar de la toma de decisiones importantes, igual que los oyentes, ya que no nos tienen en cuenta a la hora de programar actividades, crear leyes, etc€ queremos participar de todo esto de igual manera que lo hacen los oyentes.

¿Se sienten las personas sordas marginadas?

A veces las personas oyentes parece que rechazan a las personas sordas. Por el miedo a no poder comunicarse con ellas, evitan el diálogo. Si ven un grupo de personas sordas "signar," incluso la expresión de la cara es de susto, porque no están acostumbrados a ver gente "signando".

¿Hace falta todavía mucha sensibilidad?

Hace falta sobre todo reconocimiento a la labor que hacemos a diario. Hace falta que la comunicación con los oyentes sea más fluida, que ellos pongan más de su parte para comunicarse con nosotros. Hace falta una sociedad más abierta que no haga sentir a las personas sordas en exclusión social.

¿Qué le pedirían a los políticos?

En el tema legislativo, la lengua de signos está reconocida como lengua desde octubre del año 2007, pero es todo muy teórico, en la práctica falta mucho por hacer. Un tema con el que sí que estamos satisfechos, con agradecimiento al Ayuntamiento de Elche, es el convenio firmado para disponer con el perfil profesional de mediadora social e intérprete de lengua de signos, desde hace 10 años. Las demás administraciones y entidades privadas también deberían tenernos en cuenta, en el aspecto tanto participativo como a la hora de realizar diferentes propuestas, ideas y opiniones.