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«Las hostias a los diez minutos dejan de doler, las pesadillas nunca se van»

Crean una asociación de atención integral a las víctimas de violencia de género, AIVIG

AIVIG destaca que las mujeres víctimas suelen padecer estrés postraumático crónico ANTONIO AMORÓS

«Lo peor fue después, siempre tenía que mirar a mis espaldas, siempre tenía miedo porque había jurado tantas veces que aunque fuera lo último que hiciera me mataría, que el demonio se te mete en la cabeza, y aunque no esté allí tú siempre tienes miedo». Es la expresión, literal, de una mujer de 26 años víctima de violencia de género que contribuyó con su testimonio a un estudio con entrevistas en profundidad a mujeres jóvenes maltratadas. En ese estudio, en sus vivencias, se ha basado un protocolo de actuación para conseguir la superación integral de la violencia de género que la asociación ilicitana de nueva creación AIVIG quiere poner en marcha para acompañar a las mujeres a lo largo de todo el proceso hasta su recuperación total, hasta conseguir una reinserción social que a menudo es más difícil para ellas que para los maltratadores, según comenta la presidenta, Marina Marroquí, educadora social especialista en violencia de género.

«Te sientes tan sola cuando lo dejas... no puedes hablar con nadie por no hacerle más daño y tienes que guardarte todo lo que has sufrido e ir pudriéndote por dentro», dice otra de las entrevistadas; «Después te pasas la vida intentando detectar cualquier cosa rara en todas las relaciones que tienes», dice otra de 29; «Lo que más me dolía es todo lo que me había anulado psicológicamente, las hostias a los diez minutos te dejan de doler, pero las pesadillas nunca se van», confiesa otra. Así, una por una, las mujeres que participaron en el estudio arrojaron luz sobre lo profundo que es el daño que han sufrido y lo largo que es el camino para superarlo, y de ahí que AIVIG nazca con la intención de acompañarlas más allá de lo que lo hacen ahora los servicios sociales, las unidades de violencia de género policiales o los protocolos médicos.

Para ello, el programa se asienta sobre cuatro pilares básicos: La prevención, incluyendo campañas de sensibilización y actuaciones en institutos con varia sesiones para intentar conseguir un ambiente de confianza con los chavales para detectar posibles conductas de sumisión o agresión; la actuación con el entorno, ofreciendo apoyo a la mediación familiar o tratamiento psicoeducativo a los hijos de las víctimas; la protección, con apoyo psicológico o asesoramiento legal desde el momento de la denuncia; y la superación, que abarca actividades para el empoderamiento personal de las mujeres y su reintegración social.

Ambicioso

El programa es ciertamente ambicioso y para llevarlo a cabo la asociación está tratando de reunir socios de cara a poder solicitar al Ayuntamiento la cesión de un espacio municipal donde poder llevar a cabo el trabajo. Aunque no quieren que las mujeres paguen cuota, sí aceptan donaciones, y estarán el próximo 25 de noviembre con una mesa informativa tratando de darse a conocer entre la población coincidiendo con el día internacional contra la violencia de género.

María Luis Ibáñez y Marina Marroquí, dos de las fundadoras de AIVIG, plantean que pretenden intervenir como respaldo a las familias que sospechan que alguna mujer es víctima, asesorando en cómo detectarlo y en cómo acercarse poco a poco a ella; en el momento de la denuncia y la separación, porque «ahí empieza lo duro y el trabajo de no sentirte tonta por todo lo que has permitido», dice Marina Marroquí por experiencia propia; en el momento en que no quieren levantarse de la cama cada mañana y escuchar el camino que han hecho otras mujeres puede inspirar... Se trata, en definitiva, de lograr estar siempre al lado.

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